Capítulo XLVIII

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Orilla del dragón.

Pasaba de la media noche; los vikingos apenas habían podido ir a dormir después del largo día de atender a los refugiados Kogeorns y de haber preparado un funeral. El pueblo estaba en completo silencio y con las fogatas apagadas; unos se habían quedado para vigilar, jinetes que se habían ofrecido porque no podían conciliar el sueño después de lo sucedido. Mientras tanto, en un recinto parecido al gran salón, aunque no igual de tamaño al de Berk, se encontraba el grupo de jinetes que aún no podía creer lo que había pasado.

Los jinetes estaban sentados en una enorme mesa cuadrada, Tuffnut y Odalys, abrazados en un extremo, y frente a ellos los cabizbajos Fishlegs y Snotlout, cada uno perdido en el tarro de hidromiel que ni siquiera habían probado. El silencio del cuarteto pronto se vio interrumpido por el rechinido de la puerta de madera del recinto que se abrió mostrando a la agotada Ruffnut.

— ¿Cómo está? —preguntó Fishlegs.

—Duerme, el medicamento que le dio Gothi surtió efecto. Toothless, Alberick y Mako le harán compañía. —contestó la gemela acercándose para después tomar asiento a un lado de Snotlout.

—También tú deberías dormir. —sugirió este al ver los rojizo de los ojos de su pareja, pero esta hizo caso omiso, tomó su tarro de hidromiel para beberlo todo de un sólo sorbo.

Al no recibir ninguna otra respuesta más que el tarro azotándose en la mesa, los jinetes optaron por guardar silencio hasta que Ruffnut decidió romperlo de nuevo.

—Aún no puedo creerlo. —dijo con melancolía.

Todos ahogaron un grito al escucharlo, las emociones aún estaban a flor de piel.

—La manera en que lo hizo...—siguió recordando la gemela. —No puedo creer que pudiera haberle hecho eso a ella, si era tan fuerte... tan capaz... ¡qué idiota, ¿cómo se dejó?!

—Hermana, estaba embarazada... —trató de comprender Tuffnut. —Pudieron pasar muchas cosas.

—Lennart la acorraló, eso es seguro. —continuó Fishlegs recordando el interior del barco, al cual habían entrado para investigar y en el que encontraron una horrible escena del crimen y mucha, mucha sangre. Lo único que encontraron, pues no dieron con el cuerpo.

—Pero aun así...—suspiró Odalys. —Es decir... y ¿Stormfly?...

—Recuerda, ella fue herida por los cazadores... tal vez sólo alcanzó a dejar a Astrid a la deriva de una isla, o Lennart también...

—Ya cierren la boca. —pidió Ruffnut. —No nos queda más que aceptarlo, esa marca en su cuello, la joya que Hiccup le dio...—suspiró. —y la otra bolsa...

De nuevo los jinetes se silenciaron, pues en su investigación y negación de los hechos, abrieron la otra bolsa, en donde encontraron restos humanos, muy pequeños, entre estos deditos de pies y manos.

—Ahora ya descansan en el Valhalla —susurró desanimado Fishlegs.

—Donde los valientes viven para siempre. —completó la gemela. —Como dijo Hiccup, no nos queda más que seguir adelante, luchar por lo que queremos y no perder las oportunidades.

Todos asintieron y recordaron las palabras de su amigo, cuando él, junto con todo el pueblo, se despidió de Astrid y su pequeño.

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.

Los jinetes habían dejado ir la barcaza por el mar; con las manos temblorosas Hiccup alzó el arco con la flecha en llamas, y con dolor la soltó para encender la barca que llevaban los únicos restos de una persona a la que había amado demasiado y del fruto de ese amor.

LUZ DE LIBERTAD (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora