Capítulo XXXI

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La fiesta de la tribu de las defensoras del Ala duró toda la noche, después de haberse embriagado hasta no poder más, los jinetes cayeron dormidos en el suelo alrededor de la fogata que habían hecho para calentarse.

Hiccup abrió los ojos, se medió levantó con pesadez notando que estaba abrigado con una frazada; vio a su alrededor y notó que sus amigos estaban en iguales condiciones, todos esparcidos y cobijados por frazadas similares. A la única que no vio fue a su esposa y a las chicas de la tribu que de seguro dormían en sus casas, ese detalle lo hizo reaccionar más rápido y se quitó la frazada de encima para ir a buscarla, sin embargo, sus ojos se abrieron como platos al ver que a quién iría a buscar estaba más cerca de lo que creía.

Su esposa dormía plácidamente a un lado de él, le daba la espalda y se engarruñó en un ovillo cuando le fue retirada la frazada con la que ambos se cobijaban.

El corazón casi se le salió del pecho y se levantó a la velocidad de un furia nocturna, el cual, por cierto, también yacía panza arriba con una frazada sólo cubriendo una pequeña parte de su cuerpo.

— ¡Buenos días Hiccup Haddock! —escuchó una ruidosa voz detrás de él.

Era Mala, que con su "sutil" voz le sacó de nuevo el corazón, esta se veía recién levantada y le ofreció una bebida humeante que traía en un tarro.

—Tómalo, te hará bien para la resaca.

— ¿Qué pasó exactamente ayer? —preguntó abochornado viendo esposa, la cual seguía durmiendo a pesar del escándalo de la reina y que cobijó al notar que tenía frio.

—Comimos, bailamos, nos embriagamos, luego jugamos al dragón de la mar y ahí todos cayeron, tú fuiste el primero y te la llevaste de encuentro, como se quedaron dormidos los abrigamos con la frazada. —explicó Mala tomando de su bebida.

Los recuerdos no eran muy claros para el jefe, recordó algunas cosas, entre ellas el beber y luego cuando todos se tomaron de la mano y corrieron alrededor de la fogata, su esposa iba al final y él era el penúltimo, Snotlout los había soltado y ambos cayeron.

—Ahh sí, ya recuerdo. —dijo abochornado.

—Hiccup Haddock, una vez que todos se levanten quisiera que me guiaras a esa cueva que dijiste.

El castaño se atragantó con la bebida y recordó que aún estaba ese asunto pendiente.

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Después de que la resaca se les pasara a todos, se unieron a la excursión de la búsqueda de la cueva, Hiccup y Toothless fueron los guías; cuando llegaron al lugar, este estaba tal cual lo habían dejado.

Los jinetes, Gobber, Mala y alguna de las chicas se aventuraron al interior de la cueva, sorprendiéndose cuando vieron la gran cantidad de oro y tesoros que había.

—No cabe duda de que es robado. —examinó Gobber.

— ¿Quieres decir que esto le pertenece a alguien? —preguntó Hiccup.

—Más a bien a "algunos"... pero la ley vikinga es clara y quien se la encuentra se la queda.

—Estoy de acuerdo con eso. —dijo Mala. —En este caso a Hiccup Haddock y a las defensoras del Ala por ser mis territorios. Claro, ¿si te parece bien?

—No tengo problemas con eso. —comentó Hiccup abochornado, lo menos que quería era pelear por oro.

—Además...—continuó hablando la reina. —Si esos cazadores lo ocultaron aquí, supongo que era porque esperaban hacerse de la isla, y eso me hace pensar ¿qué tal si más vienen aquí a buscarlo?

LUZ DE LIBERTAD (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora