Capítulo XXXVI

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Temporada final: Libertad

Por el extenso y solitario océano se encontraba volando los jinetes de dragones; después de un largo viaje lleno de peligros, descubrimientos y un buen descanso por fin volverían a aquella isla; su hogar.

Ninguno de los vikingos parecía ser los mismos; el viaje de cierto modo los había hecho madurar, a unos más que a otros; pero en algo todos estaban de acuerdo, querían una nueva vida lejos de la tiranía que representaba el viejo Eero.

En el transcurso del largo viaje de regreso; Hiccup, en silencio, reflexionaba lo de las semanas pasadas, cuando tuvo aquella inusual idea que le daría la libertad a aquellos que la quisieran.

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¡¿Una nueva tribu?! —exclamó Astrid tan sorprendida que se le esfumó el sueño.

Así es, una nueva tribu para alejarnos del mal que provoca Eero, donde vikingos y dragones puedan vivir en paz.

Pero... ¡¿Cómo, ¡¿dónde?!

La Orilla del dragón. —respondió el castaño en un suspiro. —Tú dijiste que mientras no se enteraran de tu identidad esa isla nos pertenecería, pues bien, ahí nos estableceremos y formaremos una nueva aldea.

Un momento Hiccup. —Astrid no terminaba de comprender del todo el plan. —Vamos más despacio, hay mucho que pensar... por ejemplo: ¿Qué aspectos has considerado? Y sobre todo ¡¿Qué plan vas a ejecutar?! Una aldea no se construye en un día. Además... al final no veo cómo es que puede ayudarme con mi problema.

Bueno, una de las cosas que he considerado, es que... quien quiera ser parte de nuestra tribu deberá conocer tu identidad, respetarte y aceptarte como mi legítima esposa, además de guardar las apariencias ante las demás tribus aliadas y el rey Harald.

¡¿QUÉ COSA?!

Se escucha tonto, lo sé, pero estoy seguro de que quien quiera seguirnos con mucho gusto lo hará y nos apoyará hasta que podamos arreglar del todo tu situación.

¿Crees que alguien quiera hacerlo? Dame algún ejemplo. —pidió Astrid insegura.

¡Mi abuelo Bork! Será el primero al que tendremos que enterar, eh... también está ¡Gustav!... él está enamorado de ti... es claro que aceptará —comentó celoso. —También están Bucket, Mulch, Sven; son personas que te respetan y me respetan; Astrid confía en mí, conozco a la gente de Berk, sé que hay muchos ambiciosos como Eero, pero también gente humilde y buena que, al saber tu historia, incluso la de Heather y Dagur, y lo que les hizo Eero, no dudarán en darte su apoyo.

Astrid lo dudó un poco, la idea era alocada, prefería mantener su identidad oculta, pero si Hiccup confiaba en su gente ella también lo debería hacer.

Está bien. —dijo rendida. —Haremos ahora lo que tú digas.

Gracias, mi lady. —se lanzó Hiccup a abrazarla, para después volverla a recostar en aquellas pieles que habían hecho su cama matrimonial.

¿Me prometes que todo estará bien? —cuestionó acariciando su mejilla.

Te lo prometo Astrid.

Y con un beso, Hiccup selló aquella promesa, no dejaría que nada le pasara. Poco a poco aquel tierno beso fue aumentando de nivel, el castaño no se contuvo y empezó a besar su cuello para después bajar poco a poco, besando el cuerpo de su amada por encima de la ropa, hasta llegar a su vientre donde le empezó a hacer cosquillas.

LUZ DE LIBERTAD (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora