Todo comenzó una tarde, cuando Simba fue llamado a la cueva por Rafiki.
- ¿Que fue lo que paso? - pregunto el rey, ambos simios solo pudieron señalar la pared de la cueva con horror.
¡Dos de las pinturas mas antiguas que existen habían sido destroza...
- ¿Que... cosa? - dijo Simba con la voz entrecortada, no le gustara nada lo que le voy a decir. - Él... me ataco... y lastimo mi ojo izquierdo. Según la historia que le conté a los demás, Mufasa le contó a un amigo suyo sobre mi ascenso y este, para asegurarse de que mi hermano fuera rey, trato de matarme pero no lo logro porque Mufasa me salvo. Por supuesto, nadie supo lo que paso en realidad... hasta ahora. - I-Imposible - dijo Rafiki impactado - Mufasa no haría algo así... el no pudo... a su propio hermano. - Se que cuesta creerlo, lo se pero... no deja de ser la verdad - dije con un nudo en la garganta. - ¿Que... paso después? - dijo Simba aun en shock. - Me cubrí el ojo lastimado y mire a mi hermano a los ojos, en ellos vi algo que logre reconocer enseguida: culpa y arrepentimiento. Cuando trato de acercarse, le grite "Aléjate de mi, monstruo" y retrocedí, por primera vez en mi vida le tenia miedo a mi propio hermano. Mis gritos llamaron la atención de mis padres y cuando llegaron, todo empeoro - dije cubriéndome la cabeza con mis patas - ¡Mi padre no dejaba de gritarle y mi madre simplemente me abrazo, todo fue una locura! Por desgracia, las leyes aplican para todos, incluyendo a mi hermano. Mi padre no tuvo mas alternativa que condenarlo al exilio. - Pero Mufasa jamas se fue, ¿por que? - pregunto Kovu, yo destape mi cabeza. - Porque le di mi perdón y, según la ley, eso es suficiente para revocar el castigo - dije limpiando las lágrimas que llevaban saliendo de mis ojos desde hace rato - Sin embargo, sabia que nadie le daría una segunda oportunidad a Mufasa si descubrían lo que paso realmente... así que le pedí a mis padres que mantuvieran la verdad en secreto mientras que yo inventaba una historia para los demás. Mi padre acepto de inmediato pero a mi madre... la tuve que convencer. - ¿Como? - pregunto Nala, solté un par de lágrimas mas. - Hicimos un trato: ella mantendría el secreto... pero solo si Mufasa y yo dejábamos de ser hermanos mientras ella viviera - dije con un inmenso dolor en el pecho - Le di mi palabra y fui a que Rafiki me curara el ojo. Mufasa y yo vivimos separados durante muchos años.
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