Todo comenzó una tarde, cuando Simba fue llamado a la cueva por Rafiki.
- ¿Que fue lo que paso? - pregunto el rey, ambos simios solo pudieron señalar la pared de la cueva con horror.
¡Dos de las pinturas mas antiguas que existen habían sido destroza...
- Yo sabia que mi padre había hecho de todo... ¿pero esto? - dijo Simba impactado - Sigo sin entender como pudiste perdonar algo así. - Simplemente lo hice - dije como si no fuera la gran cosa - Sin importar nada, él era mi hermano, jamas lo odiaría. - ¿Por que nunca me lo dijiste? - dijo Simba, yo lo mire. - Temía que tu y los demás juzgaran a tu padre por ese error como lo hizo mi madre, todos lo hicieron conmigo cuando creyeron que mate a mi hermano - dije desviando la mirada - Escucha, se que Mufasa no fue un santo... pero fue un buen padre y un excelente rey, eso no lo olvides nunca. Además... - ¿Ademas que? - pregunto Simba, el dolor en mi pecho se hizo mas fuerte. - Sin importar la gravedad de su error... nunca sera peor que el mio - dije sollozando. - ¿De que estas hablando? - dijo Simba preocupado. - Abuelo, no tienes que decirlo si no quieres - dijo Konsu consolándome, por esta y muchas razones es que lo amo - Se lo mucho que sufriste con eso. - Mi hermano y yo hicimos una promesa: quien viviera mas, lo contaría TODO... - dije tratando de calmarme pero falle - y "eso" cuenta como todo. - De acuerdo - dijo Konsu sosteniendo mi pata. - Los años que siguieron a ese incidente, mi hermano se encargo de convencer a todos de que había cambiado, excepto a mi madre. Estaba tan feliz con ese resultado que hable con mi padre sobre la posibilidad de que Mufasa fuera su heredero otra vez; lo que yo ignoraba era que mi madre había escuchado nuestra conversación. Cuando fui a buscarlo, lo vi a lo lejos luchando contra mi madre en la punta de un acantilado así que me apresure a alcanzarlos. Estaba a pocos metros de ellos cuando vi que mi madre estaba a punto de matar a mi hermano así que no lo dude ni un momento y la empuje para salvarlo... - dije mientras un nudo cada vez mas apretado se formaba en mi garganta y comenzaba a llorar de nuevo - pero, del impulso, no medí mi fuerza... y no note que ella estaba al borde del acantilado *snif*... hasta que cayo *snif*... la altura fue mucha *snif*... y no sobrevivió al golpe.
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