"El síndrome de la testosterona"

Capítulo 1: El que no se entera de nada

NOTA DE LA AUTORA: ¡Buenas  y sorpresa! como es tradición, año nuevo,fic nuevo, aquí subo una nueva historia de Bleach, muy diferente en temática a la que llevo actualmente en "Tentación a medianoche", mucho más relajada, entretenida y de vida normal y cotidiana con algunos factores mágicos añadidos como el mpreg, como en muchas de mis historias ^^

Iremos pasando por parejas, irán saliendo poco a poco así que tened paciencia y disfrutad con esta nueva historia que estoy segura que les encantará a las que buscan momentos "kawaiis"; mucho azúcar, romanticismo y esas cositas que nos hacen suspirar ^^ ¡¡deseo que os guste!!

Aviso de que llevo muy pocos capitulos y por ahora las actualizaciones serán una vez a la semana ¡¡gracias por leer!!

"El síndrome de la testosterona"

1-El que no se entera de nada

**Starrk**

Vivir en sociedad...es una puta mierda. Sobre todo cuando no perteneces al lugar en donde estás, cuando te miran mal cuando sales de tu casa, siguen tus pasos o cuchichean a tus espaldas. Sé perfectamente que no encajo en este país, ni mucho menos en la ciudad en la que estoy. Mis rasgos faciales sorprenden a la vez que impactan, mi altura, mi nariz prominente, mi complexión...todo denota que soy extranjero. El inmigrante de ojos celestes. Así me conocen en el famoso barrio sur de la ciudad de Karakura, distrito cercano a Tokio, un "pueblo" donde te miran con lupa todo lo que hagas fuera del orden. Fuera de la ley. Ju, y si no que se lo pregunten a mi padre, es un experto en actuar fuera de lo establecido. Por eso estamos aquí. Por su maldita culpa.

-Hola guapo- sonrío algo socarrón cuando detengo mis pasos frente a una despampanante chica pelirroja, o más bien pelinaranja, con unos ojos azules claros y unos pechos que se le salen del uniforme pijo que lleva. Ella me sonríe antes de besarla y después me acaricia el rostro arañándome un poco con esas uñas tan largas y brillantes que lleva. Matsumoto Rangiku. Una japonesa adolescente fuera de la ley, amante de la cultura occidental. De ahí que salgamos juntos desde que me mudé. La conquistó mi extravagancia.

-Te queda perfecto el uniforme- me miro a mí mismo con una ceja levantada mientras Matsumoto masca el chicle en su boca. –Incluso con la corbata mal puesta, me dan ganas de comerte enterito-

-Odio esta vestimenta, de verdad que sois unos putos pijos. Miedo me da ir allí-

-Será divertido...además me tienes a mí, yo te protegeré cariño-

-Sí claro...es lo que me faltaba, ser protegido por una mujer. El remate para quedar como un calzonazos ante enanos japoneses- mi novia sonríe guiñándome un ojo y me aparto un poco de ella para entrar en la tienda donde siempre quedamos, una frutería que pertenece a mi familia, más concretamente a mi padre, heredada de su hermano. No hay nada más impresionante que ver a un tío de dos metros con un chándal cubierto por un delantal. Mi padre, Coyote Yhwach, me mira de reojo cuando entramos y me lanza esa miradita rojiza cómplice cuando mi novia le saluda.

- ¡Buenos días Coyote-san! -

-Hola guapa ¿has visto a mi hijo? Parece todo un "gentleman"-

-Déjate de tonterías viejo, solo vengo a que me des dinero- veo el tic en la ceja de mi padre y cómo se rasca la barba ignorándome. Dios...odio cuando hace eso...

-Papá ¿me das dinero por favor? -

-Ju, mucho mejor pequeño- estiro la mano para coger el mísero billete que me da y después me guiña un ojo. –Que tengáis un buen día. Hijo no la cagues, ese instituto cuesta una pasta, haz el favor de terminar la preparatoria de una santa vez-