Capítulo 4: El que reemplazó lo perdido

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4-El que reemplazó lo perdido

**Ginrei**

Exhalo un alarido en mitad de la noche al sentir una humedad entre mis piernas más que evidente. Mis hijos entran corriendo al haberme oído gritar y Soujun coge el teléfono para avisar a urgencias al ver que estoy de parto.

-Ah dioses...duele...- veo como Soujiro, el más pequeño, me está mirando asustado hasta que Kouga le saca de la habitación con gesto malhumorado y Soya me mira serio.

-Hijo...mientras yo esté recuperándome tendrás que seguir con nuestro legado...- Soya me mira extrañado y más cuando Soujun jadea tras terminar de hablar por teléfono.

-Padre ¿de qué hablas? ¿Qué le estás insinuando a Soya? ¡solo tiene quince años! -

-Alguien tendrá que traer dinero ya que tú vives en un mundo de fantasía. Además, nuestra virginidad anal se vende muy alta ¡podremos vivir desahogados por un tiempo! -mi primogénito aprieta la mandíbula y saca a Soya de la habitación hasta que los paramédicos entran en mi habitación y abren los ojos de par en par al verme.

- ¡Sí, soy un hombre!!! Maldita sea ¡soy el doncel Kuchiki Ginrei! ¡en vuestro hospital ya me conocen de sobra no os quedéis ahí pasmados!!- los muy incompetentes por fin reaccionan levantándome para tumbarme en la camilla y me veo metido en la ambulancia dejando a mis hijos en casa bajo el cuidado de Soujun. Cuando llego, sale a recibirme directamente mi médico personal desde que empecé a tener hijos, Ishida Souken, el cual resopla al verme llegar.

-Ginrei, otra vez... ¿es que no te cansas? -

-Tú a callar ¡¡quiero expulsarlo ya!! ¡duele!!- Souken me hace unas pruebas rápidas para comprobar el estado del feto y noto un lacerante dolor cuando me oprime el vientre haciendo que le dé un manotazo.

- ¡Vale ya!! ¡Ah!! ¡voy a empujar sin tu ayuda!!-

- ¡No! te haremos una cesárea, has aguantado mucho Ginrei ¿desde cuando estás así? -

- ¿Cesárea?? ¡ni hablar! Antes prefiero pasar la vergüenza de siempre ha que se me quede cicatriz de por vida ¡mi cuerpo es impoluto!!-

-Tan terco como una mula...Ginrei, no lo entiendes ¿verdad? Si no te hago la cesárea, el bebé morirá. Está girado en mala posición, no podemos esperar a que hagas tú el esfuerzo-

-No se te ocurra decirme cómo echar a mi hijo de mis entrañas, Souken ¡¡¡no quiero cesárea!!!¡¡SOUKEN!!!- grito al estúpido médico mientras veo que la camilla se mueve hacia el quirófano e intento bajarme, pero varias manos me lo impiden haciéndome gritar. Veo el esfuerzo de varios enfermeros al tener que retenerme mientras les golpeo y araño hasta que consiguen estirarme un brazo para administrarme un sedante haciéndome gritar impotente.

- ¡No!!! malditos...no...no...-

**Souken**

Observo con profunda lástima como mi amigo empieza a relajarse al hacerle efecto el potente sedante que le hemos dado para que se tranquilice y podamos pincharle la epidural. No puedo evitar alzar una mano para acariciar su largo cabello negro mientras él entrecierra los ojos algo ido y cansado. Es tan hermoso....siempre lo ha sido, desde niño, cuando le conocí en el colegio siempre supe que él era especial....al menos hasta que supe cómo funcionaba su cuerpo y lo que sus padres le obligaban a hacer por su condición, prostituirse desde tan joven, alquilar su vientre para tener hijos y venderlos...dioses, me horroricé tanto que le retiré la palabra, me cambié a otro instituto cuando los rumores sobre él se hicieron mayores y luego volví a verle cuando empecé a ser médico en prácticas en este hospital. Casi se me salieron los ojos de las órbitas cuando le vi embarazado la primera vez, y aunque nunca atendí sus partos ya que él lo hacía en casa y luego le curaba un médico sin licencia, de vez en cuando se dejaba revisar cuando alguno de sus embarazos no iba bien y terminaban en abortos. No debí abandonarle durante todo este tiempo, me siento mal porque yo he hecho mi vida con mi esposa y mi hijo, pero esto...no es tener familia...es una atrocidad....

"El síndrome de la testosterona"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora