Capítulo 5: El que se dejó engañar

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5-El que se dejó engañar

**Soujun**

Aún sentía...que estaba en un sueño. Un sueño agridulce con un final a medias feliz, eufórico por haber traído al mundo dos criaturas que Starrk y yo habíamos engendrado con amor, pero impotente al haber perdido por el camino a uno de ellos. Íbamos a haber tenido tres niños, varones y preciosos. Pero el destino había querido arrebatárnoslo para poner a otro que ocupara su lugar. El nuevo pequeño que irrumpió en nuestras vidas...fue una señal. Todo estaba predestinado.

- ¿Todo listo? - escucho la voz de Yhwach cargando a uno de mis mellizos mientras que Starrk me ayuda a sentarme en la silla de ruedas en cuanto me ha terminado de poner el abrigo. Siseo levemente de dolor al notar cómo la cicatriz de la cesárea me tira y Starrk acaricia mi cabello como consuelo haciéndome sonreír algo cansado. Él lleva en un portabebés contra su pecho a nuestro otro mellizo y en cuanto yo estoy ya perfectamente acomodado en la silla, le veo sacar a nuestro nuevo integrante en la familia de su cunita para ponerlo en mi regazo. El pequeño pelirrojo gimotea restregando su carita contra mi ropa haciéndome suspirar.

-Soujun, Starrk- Ishida sensei nos detiene en el pasillo para darle a mi pareja los papeles firmados de la adopción. –Con esto está todo completo. La decisión que habéis tomado es la mejor, para vosotros y para ese bebé. Os doy las gracias-

Cuando salimos del hospital vamos directos al coche de Yhwach y mientras él y Starrk guardan las cestitas con los bebés dentro, yo observo a lo lejos que hay un chico mirándonos. Un muchacho que debe tener nuestra edad, con el pelo castaño caoba largo, el rostro sucio y sus ojos marrones fijos en los míos antes de darse la vuelta y salir corriendo. Por instinto oprimo al pelirrojo contra mi pecho y beso su cabecita aspirando su aroma infantil tan delicioso.

En casa, tal como temíamos, empieza el verdadero reto. Los tres pequeños se pasan muchas horas llorando, a veces se ponen incluso de acuerdo para llorar al unísono y a Starrk y a mí, tantos días sin descansar, comienzan a pasarnos facturas.

-Ah dios...esto es peor que estar en una guerra...- veo aparecer en el salón a Starrk con un mellizo sobre su hombro chillando al tener gases mientras que yo intento darle el biberón al pelirrojo, el cual no parece aceptarme mucho como su "madre" desde que le trajimos aquí. Eso me frustra muchísimo y a veces me maldigo a mí mismo por pensar que quizás no hicimos bien en adoptarle.

- ¿Y Byakuya? - menciono el nombre que le hemos puesto a mi otro mellizo, ya que el que está en brazos de Starrk, chillando hasta ponerse rojo y arañando la cara de su padre, se llama Tensa. Queríamos darles nombres en honor a nuestras familias. Mi padre una vez me contó que dudó entre llamarme Soujun o Byakuya porque mi piel era blanca reluciente, así que ahora es el nombre del hijo que más se parece a mí y Tensa, su nombre completo es Tensa Zangetsu, en honor a su tío y padrino, es el mini orgullo de los Coyote echo carne, ya que mi hijo es una calcomanía no solo de su padre, sino de su tío y su abuelo cuando eran niños.

-Está en la cuna dormido, tan agotado como nosotros de oír a sus hermanos chillar-

-Al menos él nos da algo de tregua...- sonrío resoplando mientras intento poner la tetina del biberón en la boca del bebé de mis brazos que se retuerce furioso. –Vamos Renji...no me hagas esto, hijo...- el nombre de Renji fue el más fácil, ya que ni siquiera lo tuvimos que elegir ya que en la manta que le arropaba cuando le abandonaron frente al hospital, ponía su nombre en un extremo bordado. Al principio pensé en cambiarle el nombre, pero me parecía bonito y terminamos dejándoselo. Si alguien al menos le había dado nombre antes de abandonarlo...es que quizás lo hizo obligado porque no tuvo otro remedio. No puedo dejar de pensar en el chico de cabello caoba que estaba frente al hospital. Me temo que él...estaba allí para asegurarse de que Renji estaba en buenas manos. No quiero pensar en ello, ni siquiera se lo he dicho a Starrk. Renji ahora es nuestro hijo y se acabó.

"El síndrome de la testosterona"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora