𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓

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Elsa Menzel era un hueso difícil de roer y sus amigos lo sabían tan bien, incluso Anna Marsh lo sabía, pero prefería seguir insistiendo en tenerla. Por más locuras que cometiera, por más castigos que le diera, por más gritos de Elsa que recibiera, Anna no perdía la esperanza para volverla su novia y futura esposa, futura madre de sus hijos y reírse juntas mientras envejecen. Si, seguía planeando su vida con ella, porque aquel beso en el baño del cine significó algo, Elsa la quería... un poco, pero la quería.

Durante el almuerzo, Mérida y Eugene se encontraban buscando sus bandejas, mientras Kristoff, Ryder y Rapunzel discutían con una amargada albina. Honeymaren había faltado y Rapunzel no dudo en molestar a Elsa por su reacción en el cine, sabía lo molesta que había estado cuando se enteró del blowjob que le hizo a la pelirroja.

– ¡Admítelo, Elsie! Ella te encanta y te pusiste celosa de que yo se la chupara – exclamó con seguridad Moore mientras daba una mordida a su sándwich.

Elsa dejó escapar una risa, negando con su cabeza. La risa más falsa y seca que hayan escuchado. Esa risa que daba cuando estaba molesta, pero no quería admitirlo y estaba sucediendo ahora, querían hacerla ver que le estaba comenzando a gustar Anna, querían escucharla decir "Tienen razón, creo me gusta." Pero era Elsa Menzel y era demasiado obstinada cuando lo deseaba. Rapunzel soltó un suspiro antes de levantarse y llevarse su bandeja, dejando sola a Elsa y la divertida pareja de chicos. Kristoff se inclinó un poco su cuerpo hacia adelante, llamando la atención de Elsa con una tos fingida.

– Creo que deberías ser un poco más comprensiva, se nota demasiado que Anna intenta llamar tu atención y podrías, no sé...

– ¿Darle una oportunidad? – interrumpió la albina levantando una ceja, casi de inmediato rio negando – Le daría una oportunidad, pero se acuesta con la primera chica que se le cruce y le de algún tipo de halago. Si quieres salir conmigo, debería esforzarse un poco más, ¿No crees?

Kristoff balbuceo unas cuantas cosas antes de poder dirigir su mirada a Ryder, el cual asintió sin haber escuchado absolutamente nada de lo que había dicho Elsa, pero mejor estar de su lado que en su contra.

Se levantó decidida a irse, casi apenas dándole tiempo a Kristoff de detenerla. Anna Marsh se encontraba en la entrada de la cafetería, riendo y coqueteando con Rapunzel como si no hubiera un mañana, acariciando su brazo y dándole sus mejores sonrisas. Y eso fue suficiente para que Elsa decidiera empujarla mientras salía de ahí, causando una sonrisa de satisfacción en la pelirroja al saber que su plan estaba saliendo mejor de lo que esperaba, poner celosa a la albina con una de sus amigas. Anna: 1 y Elsa... como 10 puntos, todos los golpes que recibió desde que se conocieron hasta hoy,

La vio avanzar por los pasillos, quería seguirla y hablarle. Demonios, deseaba hablarle, pero la albina siempre se escapaba o esa Honeymaren la sacaba con alguna excusa apenas Anna daba un paso con la intención de acercarse a ella. Pero hoy era su día, Honeymaren no estaba y Elsa estaba completamente sola en aquel pasillo... Hubiera deseado que fuera así, tan pronto extendió su mano para tocar el hombro de aquella albina que la traía como loca, unos brazos rodearon su cintura, levantándola y llevándola lejos de su futura novia, prometida, esposa y madre de sus hijos. Había planeado todas las formas en que la tocaría, como la consentiría con todo lo que estuviera a su alcance, planeó exactamente los lugares donde podría morderla para que todos supieran que estaba con alguien.

Pudo divisar el enorme campo de deportes, donde fue bajada por nada más y nada menos que Eugene. El chico le sonrió mientras palmeaba su hombro y se iba dejándola completamente sola. Pero no por mucho, una pelirroja de alborotada cabellera y otra con ascendencia asiática: Mulán y Mérida. La pecosa levantó una ceja, cruzando sus brazos sobre su pecho, esperando alguna explicación de lo que acababa de pasar.

Tʀᴏᴘʜʏ Gɪʀʟ | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora