𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟗

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– Els...

Elsa gruñó al escucharla, cubriéndose con las sábanas para poder seguir durmiendo. Habían pasado toda la noche discutiendo por el nombre del bebé, el cual no tenían todavía. Incluso Anna debió salir para conseguir helado porque a ella de repente le entró un extraño antojo de helado con salsa bbq y nueces. Anna ni siquiera se atrevió a preguntar, prefería ahorrarse algún golpe o insulto.

– Elsa, por favor – rió Anna –. La que salió de casa a las tres y media de la mañana fui yo, no tú.

– Vuelve a la cama – gruñó, quitando las sábanas y palmeando la cama con una pequeña sonrisa.

– Iré a ver a mamá – recordó Anna – y luego iré a comprar algunas cosas para almorzar, quiero hacerte algo.

Menzel se sentó con cuidado, encontrando a su novia sosteniendo una charola que tenía su desayuno. Aunque sus ojos cayeron en el simple hecho de que Anna estaba usando simplemente unos shorts negros con el título de "Star Wars" en horizontal y un sostén deportivo. Sonrió, extendiendo sus brazos para que Anna dejara la charola sobre su regazo.

– No, te quiero a ti. Puedes dejar la comida por ahí, luego desayuno– pidió Elsa con un puchero.

– Creo que prefiero primero el desayuno – aclaró Anna, tomando la cuchara y hundiéndola en el yogurt para acercarlo a la boca de su pareja – Vamos Menzel, necesito que comas.

A regañadientes, Elsa abrió la boca para sentir el dulce sabor de aquel yogurt. Relamió sus labios, logrando masticar la pequeña fruta picada que Anna había puesto para que no fuera tan aburrido. Sus manos se aferraron a las sábanas Star Wars, dejando que la pelirroja se encargará de alimentarla y robar un poco de comida entre cada bocado. Se rió al verla recostada en la cama, apoyada sobre su codo y dándole de comer, se sentía bien así. Sus dedos rozaron su vientre: dos meses más para poder tenerlo en brazos y aún seguían llamándolo "Grogu" porque no tenían el nombre decidido y porque Anna demostró que tenía el mismo tamaño que el peluche de The Child. Después de todo, no quisieron saber el sexo y la fiesta quedó completamente cancelada.

Anna notó la concentración de Elsa, como no dejaba de mirar su abultado vientre. Se incorporó para poder llamar su atención, logrando dejar la charola sobre el aparador y recostándose de forma que pudiera apoyar la cabeza sobre el estómago de Elsa. Acaricio un poco, sintiendo el movimiento que logró hacerla sonreír.

– Es inquieto – murmuró, besando constantemente el vientre de su pareja.

– Dice que quiere papas – soltó Elsa.

– Acabas de desayunar – recordó Anna, rozando su nariz con el estómago de la platinada – ¿Quieres papas, Grogu?

Bastó una patada del bebé para que Elsa le sonreirá con satisfacción al verla alejarse y buscar una camiseta de Kylo Ren.

– ¿Solo papas? – preguntó, sabiendo que sus antojos siempre podían involucran más de un simple alimento.

A veces era normal: chocolate y alguna fruta, palomitas con caramelo y sal, pero otras veces variaba tanto: helado de dos sabores extraños, pizza con un tópico que ninguna había comido antes, hamburguesa doble o simplemente papas fritas con un smoothie de chocolate.

– ¿Puede ser también una Anna Marsh? – tarareó Elsa, mordiendo su labio inferior e inclinando la cabeza hacía un lado para que Anna se ahogara con su propia saliva.

¿Cómo podía seguir viéndose tan adorable? Su cabello peinado hacia un costado, no llevaba nada de maquillaje, vestía un camisón que debieron comprar y estaba sentada con sus piernas cruzadas y el notorio embarazo de siete meses que volvía loca a Anna por los cambios de humor.

Tʀᴏᴘʜʏ Gɪʀʟ | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora