Jeremy.
─Ángel, qué bueno que llegaste. ¿Trajiste lo que te pedí?
─Sí─ mustié, entrando a su casa. Me preguntaba por qué tanto misterio─. ¿Es una ocasión especial Daddy?
─Siempre es una ocasión especial contigo, cariño─ Me sujetó por la camisa con demasiada fuerza, y me pegó a su cuerpo, tan repentinamente, que me sobresalté. Él sonrió─. Me gusta la marca en tu cuello.
Acarició mi garganta, y no pude evitar tragar en seco cuando lo hizo, intentando descifrar su expresión. Tenía una línea violácea marcada, la cual tapé con un polo negro de cuello alto, pero él lo había halado hacia abajo para contemplar aquella marca apropiadamente.
─Estamos solos... ¿Cierto, Daddy?
─Sí ángel, estamos solos─ sujetó mi mandíbula con fuerza, probablemente sus dedos ya estuvieran dejando marca. Su mirada se concentraba en mis labios─. Me aseguré de que estuvieras cómodo, hoy quiero que llores.
─Pero Daddy aún me duele un poco lo de...
─Ángel, no te estoy pidiendo una opinión, cariño.
─Lo sé, lo siento... Es que...─ Mi corazón ya había empezado a latir rápidamente, mi respiración se agitaba ante lo que parecían amenazas─. ¿Qué tal si no lo soporto hoy? No quisiera arruinar el momento Daddy.
De repente me empujó contra el sillón, trastabillé, cayendo sentado, pero me sostuvo por la nuca, empujando mi cara de modo en que quedé bocabajo. Una de sus manos sujetó mi muñeca contra el sofá, y mi otra mano sobre mi espalda. La presión que ejercía resultaba hasta dolorosa. Me quedé sin aliento al sentir su entrepierna presionarse contra mi trasero. Apenas pude quejarme del dolor con pequeños gemiditos entrecortados.
─Jeremy, cariño... Será mejor que te prepares, porque hoy sí que voy a lastimarte.
─Daddy...─ lloriquee─. Espera... Mi brazo...
─ ¿Te duele?─ empujó un poco más, y chillé─. Sí, es lo que imaginé.
─Por favor Daddy... Ya no me quejaré, no voy a quejarme...
─ ¿Qué dirás cuando ya no puedas soportarlo?─ murmuró en mi oído. Su respiración me hacía cosquillas─. ¿Recuerdas lo que establecimos?
─Ro... ¿Rojo?─ Intenté voltear a verle, pero presionó con más fuerza mi cabeza contra el sofá─. ¡Daddy!
─Eso es cariño─ liberó mis brazos, a lo que sostuve mi hombro─. Siéntate en la mesa de café, y quítate la ropa.
Me incorporé, obedeciendo. Quité mi polo, mis pantalones, y posteriormente mis bóxers, con una sensación extraña en el estómago mientras me desnudaba frente a él. Su mirada recorría todo mi cuerpo, aún había marcas que él había dejado. Temía parecerle desagradable estando tan marcado, pero le vi sonreír. Mis ojos no pudieron evitar concentrarse en su amplio pecho durante un instante, descendiendo paulatinamente por su abdomen, hasta el bulto que se formaba en sus pantalones.
─Jeremy─ Alcé la mirada rápidamente, la sangre se me agolpó en las mejillas─. No tienes permitido mirar─ Mi labio inferior tembló antes de intentar dar una respuesta justificando mi comportamiento─. ¿Estás excitado, no es así?
Sí, definivamente lo estaba. Apenas pude asentir, deseando que comenzara a tocarme de una vez.
─Daddy, por favor no juegues conmigo... Hoy no...
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Entrenando al Baby Boy.
Teen FictionMientras Jeremy comienza a explorar el mundo de los Sugar Babys, Oliver, un Baby Boy veterano es abandonado por su Sugar Daddy. Ambos deberán adaptarse a un mundo completamente diferente, donde el mimado aprenderá a conformarse y el conformista apre...