Mientras Jeremy comienza a explorar el mundo de los Sugar Babys, Oliver, un Baby Boy veterano es abandonado por su Sugar Daddy. Ambos deberán adaptarse a un mundo completamente diferente, donde el mimado aprenderá a conformarse y el conformista apre...
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Carter.
Al estacionar el auto, mis sospechas se habían confirmado. Jeremy conocía a Oliver, el rubio estaba bastante cambiado, principalmente su corte de cabello. Me preguntaba si se debía a algo en particular, ¿Era acaso esa estúpida idea de que cortarse el cabello ayudaba a cerrar etapas? Daba igual. Me bajé del vehículo fingiendo mi mejor cara de amabilidad, contemplando simplemente su gesto disgustado.
─Carter.
─Jeremy, ¿Me esperas en el auto?
Cómo era de esperarse, mi BabyBoy acató la orden en silencio, sin protestar, pero distinguí en su gesto que no le gustaba mucho la idea.
─ ¿Qué quieres?
─ ¿Es así como saludas a un viejo amigo?
─No diría eso de un vejete que me follaba por dinero─ escupió venenosamente, aventando la colilla del cigarro al suelo y aplastándola con el taco─. No creo que a Jeremy le guste estarte esperando, ya sabe de lo nuestro.
─Y precisamente de él quería hablarte, cariño─ le apodé con un deje de asco─. Más te vale que te alejes de Jeremy, porque no quiero que seas una mala influencia para él. Vuelve a tu maldita madriguera.
─Bueno.
─Realmente espero que no le hayas mencionado nada de lo que pasó entre nosotros, porque te juro que me harás enfadar, y ya sabes lo que sucede cuando me enfado.
─Sí, claro.
─Te estoy hablando en serio, savandija─ Me adelanté dos pasos, y tan impertinente como siempre, Oliver permaneció firme frente a mí─. Jeremy no es cualquier niñato del que te puedas aprovechar.
─Mira quién habla.
─Mis intenciones no son esas. No haré nada que él no quiera, y para ir en serio con Jeremy, te quiero fuera de mi camino.
─Cuenta con ello.
─Me estoy cansando de tu arrogancia, pequeño bastardo─ le oí soltar una risa, y me contuve para no golpearle─. No me hagas volver a patearte el trasero, me conoces.
─Sí, lo que más me intimida de ti es lo mucho que mantienes tu palabra─ Puso una mano en su cintura, con una sonrisa soberbia─. Mejor vuelve al auto antes de que a Jeremy le de un ataque de nervios.
─No me hagas repetirlo, Oliver.
─Sí, claro. Besos en el hoyo.
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