Capítulo 56.

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Jeremy.

─Ángel, despierta... Estás balbuceando.

Daddy me apretó ligeramente contra su cuerpo, y yo me removí.

─Perdona.

─ ¿Ya quieres desayunar?─ negué con la cabeza, aún con los ojos cerrados y hundí mi cabeza en su pecho─. ¿No te apetece café?

─Me apetece quedarme en la cama y que me hagas cariño.

─Jeremy─ rió─. No seas caprichoso, anda.

Intentó soltarme, levantarse, pero yo no estaba demasiado espabilado, y no quería que se fuera. Me recosté encima suyo antes de que pudiera sentarse sobre la cama. Hice el intento de seguir durmiendo antes de sentir una ligera nalgada.

─Qué malo eres, Daddy.

─Es que te estás ganando un castigo, mi amor. ¿Por qué no vas a preparar un poco de café antes de que decida sacar el collar de ahorque tan temprano? Tomaré una ducha.

─De acuerdo.

─Ese es mi muchacho.

Me dio un beso en la frente, y me incorporé para obedecer sus instrucciones. Mi ropa no estaba en la habitación, lo cual me resultó extraño, pero decidí tomar la bata de Carter, colocándomela encima antes de olerla.

─ ¿Jeremy?

Oops, quizás no debería haber hecho eso.

─Lo siento, ¿Puedo usarla? Mi ropa no está por aquí y ya no queda en los cajones, ¿La dejamos en la sala?

─Honestamente no sé qué pasa con tu ropa, siempre que llegas a casa desaparece mágicamente─ alzó una ceja, con una sonrisa sugerente. Rodé los ojos, con un leve calor en las mejillas─. Úsala. ¿Tenderías la cama?

─Seguro.

Él entró al baño personal, mientras yo estiraba las sábanas y el edredón. Me tomó algunos minutos, pero aún podía preparale café a Daddy mientras se vestía. Lo primero que sucedió al abrir la puerta fue ver a una señora mayor que soltó un grito, y yo, en consecuencia del susto, también di un pequeño grito antes de retroceder. No entendí nada.

Carter salió casi corriendo del baño con una toalla mal ajustada a la cintura.

─ ¡¿Qué diablos pasa aquí?!

─ ¡Carter!─ grité avergonzado, alternando la mirada entre la señora y Daddy─. ¡Tápate, no seas indecente!

Fue muy extraño llamarle por su nombre, ya estaba acostumbrado a llamarle Daddy todo el tiempo, más en una situación como esa lo único que eso conseguiría sería exponernos más.

─No me llames por mi nombre, ¿A ustedes qué les pasa?

─Perdone, señor Rutherford, pensé que alguien se había metido a la casa─ Oímos una risa del otro lado del pasillo. Era otra señora mayor, con un uniforme de servicio de limpieza─. Qué vergüenza, sepa disculpar.

─Pero a ver─ Se frotó el puente de la nariz─. ¿Qué hacen ustedes aquí? Si es domingo.

─Señor Rutherford, hoy es lunes─ Se acercó la otra señora. El rostro de Carter se desfiguró─. Nosotras creímos que ya se había ido.

─No puede ser─ Me dio un empujón, sacándome del medio del marco de la puerta de la habitación─. Jeremy, un café, ahora. No podré llevarte a tu departamento.

─Dijiste que...

Cerró la puerta antes de que pudiera terminar mi oración. Tragué en seco para luego disculparme con las mujeres por el malentendido y por el susto que le di a la de cabello más oscuro. Me apuré a prepararle su café. Salió justo en el instante en el que terminé de hacerlo, se veía guapísimo con ese traje azul marino sin corbata. Esos lentes oscuros le daban el toque para tenerme babeando. Me quedé frente a él, con el café en la mano, embobado por la imagen. Seguía sin poder creer que yo me estaba acostando con ese hombre.

Entrenando al Baby Boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora