Lágrimas bajo la nieve

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Me mojo de nuevo la cara y parte del cabello para llegar a la nuca. Tengo demasiado calor y soy consciente de que no me queda mucho para entrar en celo. Para colmo, desde hace unos dias, Sen está viviendo conmigo en mi piso y eso, me esta poniendo las cosas aun más difíciles.

Es como si todo el cosmos se unificara para ponerme todas las piedrecitas del camino una detrás de otra. Por un lado, no es solo que Sen este viviendo conmigo, sino que desde que supo de la situación tan delicada de su embarazo, está de baja en el trabajo, lo que le hace pasar en casa toooodo el día. Para colmo de males, mi padre y su ausencia de tacto y amor paternal, fueron como un mazazo para Sen y su animo. Si a eso le sumamos, la situación de sus hermanos... sobre todo la de Soujun. Joder, es que lo mire por donde lo mire, mi padre está en todos los problemas de mi vida o alrededores. He hablado con Soujun y entiendo perfectamente que no sea capaz de denunciar el trato que le da mi padre. Su control del marcaje es demasiado fuerte y lo único que puedo hacer es advertir a Yhwach que se comporte como debe con Soujun.

Me prometio que se mediría más, de aquí en adelante en cuanto a sus "adoctrinamientos", pero lo conozco desde hace demasiado y sé que perro viejo, no cambia ni aunque lo muelan a palos. Ojalá hubiera una forma de liberarlo y joderle el plan a mi padre, pero para eso, no solo tendríamos que alejar a los Kuchiki de él, tambien tendríamos que dejarlo sin esa descendencia pura que tanto ansía.

Con eso tengo tambien tela en el trabajo. Renji está que se sube por las paredes y cada vez que intento tranquilizarlo, piensa que lo hago porque es mi padre y ahí ya me toca los cojones que ya tengo demasiado inchados.

-Vaya mierda de vida.- Susurro mirando mi reflejo.

Y como si con todo esto no tuviera suficiente, Sen esta en la fase "subidita" y no deja de desprender ese aroma que tanto me gusta, mirarme con esa mirada lasciva que me suplica que me lo folle, y esa forma de mover su cuerpo que, aunque sigue dándome escalofríos solo de ver su vientre abultado, no puedo evitar excitarme como un adolescente. Miro el abultamiento dentro de mi pantalón y suspiro tomando el móvil y marcando un numero que se me de memoria.

-¿Diga?

-¿Urahara?

-Vaya. Me preguntaba cuanto tiempo tardarías en llamarme.

-¿Y eso?

-Me he enterado de lo delicado que esta tu pajarito asi que supuse que tarde o temprano acudirías a mi para buscar supresores del celo alfa.

-A veces me asusta tu mente, pero ni me voy a plantear como sabes tanto de tanta gente.

-Mejor.- Dice dejándome aun más intrigado.- ¿Cuándo puedes pasarte a por ellos?

-¿Ya los tienes fabricados?- Digo con sorpresa.

-Por supuesto. ¿Quién te crees que soy? Si te he dicho que estaba esperando tu llamada, ¿crees que no estaría preparado?- Miro el reloj y chasqueo la lengua.

-Entro a trabajar en una hora y saldré sobre las seis de la tarde. ¿Te viene bien que pase por tu casa sobre las siete?

-A esa hora tengo una cita, pero uno de mis becarios te tendrá el pedido preparado.

-¿Becarios?

-Aquí todos vamos prosperando, Zangetsu san.

-Ya lo veo, ¿Cuánto me va a costar?

-Nada. Digamos que prefiero que me debas una a que me pagues en dinero.- No me gusta para nada tener que deber favores a hombres tan peligrosamente misteriosos como Urahara, pero en mi caso, no puedo simplemente pensar en nada más. Tengo que poner remedio a mi estado o Sen, correrá demasiado peligro a mi lado. Y lo malo es que cada día que pasa, esa tentación se me va antojando menos mala.

Nuevo Mundo (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora