Cada quien en su lugar

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En cuanto nos hemos despedido de Zangetsu, Stark y yo hemos subido a su piso. Siento el corazón a mil y, aunque en algún lugar de mi interior siento algo de miedo porque todo esto no sea mas que un sueño, me siento realmente feliz. Por primera vez en muchísimo tiempo.

-Siento el desorden.- Dice Stark dejando las maletas a un lado y comenzando a recoger algunas prendas que hay tiradas por algunos muebles.

Es la primera vez que estoy en su piso y, aunque es cierto que esta un poco desordenado, me gusta. Su aroma está por todos lados y eso me estremece. Cuando me mira, no puedo evitar sonreir y eso parece que le hace darse cuenta de que está exagerando.

-No era así como había imaginado la primera vez que vinieras a mi piso. Y mucho menos, el momento en que vinieras a vivir conmigo.- Dice acercándose y rodeando mi cintura con sus brazos.

-Yo lo he imaginado tantas veces que no estoy seguro de que todo esto sea real.- Le digo viendo como sus ojos se oscurecen un poco.

-Es real.- Dice tomándome de la nuca y besándome.- Y te lo demostraré las veces que hagan falta.

-Si. Hazlo, Stark.- Le digo sintiendo como solo hay un lugar en todo el piso en el que quiero estar.- Por favor. Demuestrame que esto no es un sueño.

***Sen***

Salgo del baño con un yukata puesto y el pelo enrollado en una toalla. Cojo el móvil que he dejado cargando y lo enciendo sorprendiéndome al momento por la cantidad de mensajes y llamadas perdidas que tengo.

-Vaya.- Digo comprobando que todas son desde la casa o el móvil de Sou nii.

Por un momento me preocupa que algo haya pasado, pero si hubiera algo relacionado con su embarazo, me habría enterado en el hospital ya que las ultimas horas estuve en urgencias. Seguramente sería algo relacionado con el que no estén en casa.

Pongo el altavoz mientras comienzo a peinarme sentado en la cama y abro los ojos al escuchar lo que me cuenta mi hermano. Mensaje a mensaje voy dándome cuenta de la importancia de todo lo que ha sucedido y de la nueva situación en la que nos encontramos. Me apresuro a mirar las noticias en la televisión que tengo en mi cuarto y no dejo de sorprenderme con la cantidad de comentarios que hay ya acerca del nuevo ministerio.

"Se habilitaran oficinas omega en las comisarías para el asesoramiento legal de todo aquel que lo necesite. Quien esté sufriendo abusoso o acoso por su nueva condición, que no dude en pasarse por estas oficinas". La mujer de las noticias habla y en mi mente lo único que se repite es que por fin mi hermano podría ser libre de Ywach. Las situaciones que describen es exactamente por la que ha estado pasando él. Y alguno más de nosotros. Entoces me llevo la mano instintivamente al cuello, donde su marca palpita sobre mi piel y por un segundo, siento miedo de perderla.

No, Sen. Esto fue algo unilateral. Yo... durante mucho tiempo quise que lo hiciera, que me marcara, pero cuando lo hizo... no. Definitivamente tendré que pasarme por alguna de esas oficinas.

Los alfas ya no podrán andar manejando a su antojo a los omegas y ¡mi hermano será libre! Casi no me creo que haya dejado a Yhwach. Y yo que pensaba que andarían de cena o algo así. No puedo evitar sonreir ante la cara que pondrá Yhwach cuando regrese y se encuentre el pastel... si es que no lo sabe ya y anda como loco buscandolo. Pero en el fondo, me alegro por mi hermano. Si todo esto le proporciona la posibilidad de ser feliz con el hombre que ha elegido, al cuerno lo demás.

"Sen, vente conmigo o con Byakuya, pero por favor, no te quedes ahí solo con Yhwach. No me fio de él, ya lo sabes y... no quiero que hagas algo de lo que luego puedas arrepentirte. Sé que piensas que podrá darte algo que sustituya lo que perdiste, pero ese hombre te venderá un cuento de hadas que se convertirá en tu infierno. No le des esa oportunidad. Por favor, Sen. Piensatelo y llamame cuando escuches estos mensajes. Te diré la dirección de Stark en cuanto la sepa."

Nuevo Mundo (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora