Fría y ardiente desesperación

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En cuanto me bajo del taxi siento que todo el cuerpo me arde. Esto no es normal. Joder, si es que estoy duro sin tan siquiera estar o pensar en Byakuya. Es como si mi cuerpo fuera por su propia cuenta y no me hiciera caso para nada. Menos mal que Zangetsu me ha pasado la dirección de este tipo, Urahara Kisuke. El tio ya me lo había advertido, como si me hubiera olido o algo asi. Joder, que grima. Y para colmo, me dice que lo llame y ahora no coge el teléfono. ¿En serio? Miro la dirección y no puedo evitar silvar. Vaya casa tiene el tio. No sé en que andará metido, pero tiene que tener pasta para rato. Justo cuando voy a llamar, la puerta principal se abre y veo a un chico, más joven que yo, moreno y con una cara de muñeca que me llama bastante la atención, aunque no es tan guapo como mi Byakuya. Lo malo es que en cuanto me llega su aroma a manzanas todo mi cuerpo estalla.

-Ho... hola, ¿tenia cita?

-No. La verdad... Dioses que bien hueles...- Le digo acercándome tanto a él que puedo sentir el calor de su piel, emanando de ella junto con este dulce aroma. Inmediatamente me aparto para ver como sus ojos se han quedado abiertos al acercarme tanto.- Lo siento... yo, necesito...

Antes de que pueda seguir hablando, sus manos rodean mi cuello y siento como me besa. Mierda. Sus labios son casi tan dulces como su aroma y su lengua, entra rauda en busca de la mia a la vez que mis manos cobrar vida propia tomándolo por la cintura y alzándolo para pegarlo contra la pared.

-Ah...- Su gemido solo me calienta más a la vez que siento como sus piernas me rodean mientras que nuestras durezas se rozan rápidamente.

"Renji". La voz suave de Byakuya se cuela en mi mente y eso me da la suficiente fuerza para apartarme del chico dejándolo de pie contra la pared.

-Lo siento. No quise...

-Yo si.- dice acercándose de nuevo y alzándose para besar mis labios de nuevo. Yo lo sostengo de los hombros y cierro los ojos para intentar tomar aire y algo de claridad para mi mente, pero me es demasiado difícil.

-Tengo... pareja... no puedo hacer esto...

-Claro que puedes...- Dice mirándome con los ojos llenos de lagrimas.- Por favor... ah... me duele... te nece... sito... ah...

Mi mente grita claramente que no. Que tengo pareja a la que amo con locura, que soy un hombre comprometido y que pronto sere padre de unos niños que se merecen todo mi respeto al igual que su madre, pero mis manos vuelven de nuevo a la cintura de ese joven que inmediatamente se pone de puntillas para besarme haciendo que todo en mi mente se nuble y solo responda al sonido de los latidos de mi corazón, al fluir de mi sangre y a esta llamada en mi interior para que me deje ir y haga lo que tengo que hacer.

***Byakuya***

La taza resbala de mi mano y chasqueo la lengua al ver como he salpicado parte de los muebles de la cocina. Dioses, ¿Qué me pasa? Esto no es normal en mi. No es que sea un gran cirujano, pero mis manos suelen ser firmes para todo lo que hago. Tomo un paño y recojo todo el agua que puedo mientras junto los trozos de la taza. Era una de mis favoritas.

-¿Estas bien?- Veo aparecer a Haruka y asiento poniéndome en pie y tirando los restos de la taza a la basura.

-¿Vas a salir?- Le digo viendo como desvia la mirada de forma algo molesta. No me pasa desapercibido el ligero rubor de sus mejillas y eso me hace arrugar el entrecejo.- ¿Vas a ver al padre de tu hija?

-Solo he quedado con unos amigos.- Dice de forma muy poco convincente.

-No vengas tarde. La noche está muy fría y no te conviene enfriarte en tu estado.

-Ya lo sé.- Dice enfurruñado como un niño pequeño.- Si veo que se me hace tarde, dormiré en casa de Nova.

-No deberías dormir fuera.

Nuevo Mundo (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora