Aunque seas un preso

Capitulo XII: El roce de tus manos

Desperté en un lugar que parecía un desierto algo acogedor, cosa  bastante extraña pues el desierto se caracteriza por dar sensación de tener un vacío existencial, más este no era así ya que me sentí bien, que algo me llenaba el vacío que sentía en el pecho. Y escuche unas voces, que susurraban algo a escondidas de mi.

-Deberiamos dejar que viva y que sufra por todo lo que ha hecho. Dejar que sus hijos la odien, es lo que merece.

-No es suficiente?  O sea la pobre ha desarrollado en parte esquizofrenia, esta loca, su primo no es capaz de mirarla como igual, sus hijos le tienen pavor y la persona que más quiere está muerta, porque ella misma lo mato. Además sus padres están muertos, sus tíos paternos igual, y su única familia, es su primo que no quiere verla, su tía rica y loca que no ambiciona más que él dinero. Nadie ha logrado quererla como se merece y quieres que sus hijos la miren mal?

- Lo merece totalmente! Ella es una asesina! Es una maldita ZORRA! Mira a sus hijos, crees que merece amor?! Eren fue demasiado para ella! Merece la muerte más cruel que se le pueda dar! ¡ELLA NO MERECE LA VIDA! ¡ELLA, SU EXISTENCIA ES UNA BLASFEMIA!

-Ya basta! -apareció de la nada un hombre alto, que se le parecía bastante a Eren.- Miren de quien, y enfrente de quien hablan mal!

-Cuál es tu papel en esto? Tu no debes participar en esta discusión.

- La he guiado hasta aquí, hice que se arrepintiera, y aún falta que termine de redimirse. Merece vivir! Ella tiene oportunidad de cambiar el rumbo de su vida. - es él, estaba enojado con esos espectros de muerte, y ellos no hicieron más que obecer.

-Mikasa! -voltee a ver a uno de esos entes oscuros.- Vivirás. Pero tendrás que completar tu redención, de otro modo, estarás destinada a morir de una forma cruel y violenta.

Mire hacia abajo sin decir nada y una luz, que se acompaña de una fuerte ventisca me jalaron hacia atrás y trate a toda costa de sujetar la mano de Eren, pero sólo roce sus manos.
Al despertar estaba en casa de mi tía, recostada sobre una cama muy grande, ella estaba a un lado mirándome con tristeza.

-Mikasa... deberías comer bien, tu sistema inmune está fallando.

- Qué hago aquí?

-Yo te traje para hablar... pasa algo?

- Eren...

- Lo viste... No? -asenti con la mirada gacha.- Quizá él venía por ti...

-Soñe algo, pero no recuerdo que es...

-Mikasa, puedes irte... pero come primero.