Habían pasado 30 minutos antes de que me diera cuenta que atadas a sus manos habían unas correas con una cinta algo larga aparentemente para darle un poco de movilidad.
*A qué idiota imbécil se le ocurrió ponerle eso?! Por qué mierda tiene correas en las manos?!... Alto... No puede ser.*-Vuelvo en un momento. -le dí un beso en la frente y él asintió con la cabeza mostrando alegría. Más enojada que un león en jaula de exhibición salí de la habitación más que dispuesta para matar a Zeke a quien busque por no menos de un minuto hasta verlo tomándose un café muy tranquilamente mientras charlaba con una enfermera muy amigablemente.- Hey imbécil. -le agarre el hombro bruscamente para que volteara y así darle un golpe en la cara. Hay que aceptarlo, lo tenía merecido.
-Por qué me golpeas?!
-Por qué carajo lo amarraste?! -asombrado dejo el café en el mostrador y me agarró del codo.
-Acompañame, no podemos hablarlo aquí. -entre murmullos hablando sobre cómo lo castraria después fui arrastrada al cuarto de descanso del hospital, me senté en una de las camas y lo mire esperando respuesta.- Qué quieres que diga? Eh?
-Pude no haber ido a reclamar su cuerpo aquel día, pero estoy plenamente segura que pedi que cualquier cosa que tuviera que no debía estar ahí fuese extraída, así que tal bala no existe. Qué le hiciste?
-Nada...
-Y por qué está amarrado a una estúpida cama de hospital?! Para que mierda me llamaste con urgencia?! -me levanté y bruscamente le agarre del cuello de la bata para asotarlo contra la pared.
-Porque hay que internarlo en una clínica psiquiátrica! -asombrada y anonadada lo solté para dejarme caer en la cama. *Una clínica psiquiátrica? Él no está loco... Por qué hacer eso?.
-Él está bien... Tu mientes, tú lo odias porque crees que es su culpa que tú madre se haya suicidado. -reproche con los ojos aguados.
-No, no odio a mi hermano.
-Claro que sí! Por qué dirías eso si no! Crees que tú madre entro en depresión después de saber que tu padre tenía otro hijo y por eso ella se suicidó! POR ESO LO ODIAS!
-QUE NO! -me agarro los hombros obligandome a levantar para pegarme a una de las literas.- Si lo odio es porque me quito lo único que amaba.
-Lo vez?! Lo acabas de decir! -tenso la mandíbula al momento en que rodaba los ojos y hartó doblaba el cuello hacia atrás.
-No es por eso! No es por ella! Es por ti maldita sea! -Se me hizo algo estúpido entonces y empecé a reírme como si de un chiste se tratase, realmente se me hizo imposible tomarlo en serio, al menos hasta que me agarró la cara y con brusquedad presionó sus labios contra los míos sorprendiendome totalmente, y haciendo imposible que me resistiera a tal acto, sentí una de sus enormes manos en mi espalda que me aprisionaba más contra él mientras seguia el paso desenfrenado de un beso desesperado que parecía no acabar, dado este punto tuve que apartarlo, no negare que lo hace bien pero no puedo hacer esto.- Diablos... yo, lo siento.
-Por qué? -Capte su atención en ese pequeño instante de horror y él solo me miró tratando de cubrirse los labios con la mano.- Todos estos años me dijiste que me odiabas y que me alejara de Eren, y hoy solo llegas y me dices que lo odias por mi culpa?
-Lo odio porque fue su culpa. Lo escuché hablar de ti todos los días durante los dos años que estuvo preso. Te seguí el paso durante 12 años y me aprendí tu rutina diaria, se de memoria tu dieta, tu horario, e incluso sé tus reacciones, lo peor es que me propuse no quererte desde que recibí la misión de protegerte cuando cumpliste diez, no quise que notarás que por ti sentía algo y dije todo eso. Lo odio porque él solo apareció un día, choco con Sasha, se conocieron y te enamoraste, se enamoró y tuvieron dos hijos, próximamente tres, lo odio por amarte. -baje la mirada triste e incrédula, no comprendía bien que pasaba había tantas cosas que procesar, pero esto definitivamente era demasiado, que es lo que ha pasado siempre entonces?.
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Aunque seas un preso
ФанфикNovela inspirada en la película ¡Milagros inesperados! personajes pertenecientes a Hajime Isayama. Corría por un bosque oscuro, solamente iluminado con la luz de la luciérnagas, en donde solo se escuchaban perros ladrando y el aullido de los lobos...