Capitulo XIII: Mamá

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-¡YMIR!-llamaba a mi hermana desesperadamente pero no respondía, mi angustia crecía a cada instante, llevaba un rato bastante largo tratando de localizarla pero nada, no estaba en casa aparentemente. Baje las escalar nuevamente y vi luz en la cocina, era mamá.- Mamá?

- Ah... Adrián! -se puso en cuclillas frente a mi y me quito el cabello de la cara.- Qué haces despierto? -me sonreía de una manera muy hermosa, y me es imposible creer que aquella tierna sonrisa se viese apagada por un carácter feroz y diabólico en demasiadas ocasiones.

- No puedo dormir y estoy buscando a Ymir para... -realmente me avergonzaba mucho decirle a mamá que me gustaba escuchar que alguien me cantará antes de dormir y sólo mire el suelo entonces.

- Para que cantará? No es así? -me encogí de hombros pero no levanté la vista, yo para entonces tenía sólo 5 años, por lo que mamá me cargo hasta mi habitación en donde me arropo y se acomodó a un lado mio.- Qué te gustaría que cantará? -me sorprendí demasiado pues realmente no sabía que a mamá le gustase cantar, a la vez me alegré y me acurruque a un lado suyo.

- Lo que quiera...

-Bien... Empecemos pues...
Quisiera arrebatar las luz a ls estrellas
Ponerla en tu mirada y hacerla aún más bella
Acunar tu corazón...
Duérmete amor...-me abrazó más fuerte y comenzó a acariciar mi cabeza. Cerré los ojos esperando que no acabará, la voz de mamá era preciosa, tan melodiosa como la de un ángel y sus brazos eran tan acogedores y cálidos. Me dormí al instante, y no volví a preguntar sobre Ymir, hasta que en la mañana siguiente me di cuenta que mamá seguía ahí y mi hermana se había quedado con el abuelo.
Esa noche está en mi recuerdo bastante presente, como si fuese un regalo. Su voz y sus manos sobre mi cabello eran tan tranquilizantes, e incluso e alcanzado a comprender el amor que papá le tenía, seamos sinceros, ella sólo está herida y como todas las rosas ella tiene espinas, aunque sea la mujer más bella sobre la faz de la tierra.
Mamá... realmente quisiera poder expresarle en este punto de mi vida cuán feliz estoy de que haya sido usted la mujer que me trajo a este mundo y la que me enseñó a ser quien soy a día de hoy... Hoy... hoy ya no está a mi lado y me lamento como no tiene idea el no haberle ayudado, de haber ignorado la orden de papá ambos estarían aquí. Y seríamos la familia que fuimos durante 5 pequeños años...
Mireme mamá hoy tengo 20 años y estoy sano y vivo, me uní a la milicia y usted lo supo antes de irse, estoy en las tropas de élite y pertenezco a la zona de rastreo, me he ganado una buena vida, todo gracias a las técnicas que me obligó a aprender, a esos días en los que terminaba inconciente en el suelo y sin aire. Mamá, yo no le voy a reprochar nada pues gracias a usted soy quien soy, me hice fuerte y valiente por usted... Y aprendí a distinguir entre las mujeres que debería amar y las que debería respetar.

Aunque seas un presoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora