Capitulo XVIII: Danza de vida

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-Ya no te duele? -me senté en la orilla de la cama poniendo mi mano en su cintura, dejándome notar que ella lloraba.- Oye, perdón... No era mi intención dejarte así


-No lloró por eso. Bueno en parte si me duele, pero no estoy llorando por eso. —trate de entender en un segundo que es lo que pasaba antes de que volteara a verme con sus ojo empapados.—Recuerdas aquel baile de invierno en la preparatoria?

-Si. No sería capaz de olvidar esa noche. Algo trágica, pero —acaricie su cara tratando de secar sus lágrimas, mientras ella besaba mi mano con tristeza. Ella no parecía el monstruo loco que todos decían que era.—Estaba contigo, y solo eso me importó entonces.

Recordaba perfectamente bien esa noche, fue durante el solsticio de invierno, en dónde el sol está más lejos del ecuador haciendo que el día y la noche se sientan más largos de lo habitual. Aquel día pase por ella a las 6 de la tarde, y aunque sentía que me estaba ahogando con la corbata lo aguante por ella, quien llevaba un vestido rojo muy difícil de describir al menos para mí que soy hombre, pero favorecía a su figura de manera tremenda, enmarcaba su cintura y realzaba su pecho un poco, me sentí anonadado pues siempre la ví con ropajes largos y que no le hacían ningún favor a su explícita figura de mujer en etapa de desarrollo continúo.
Estuvimos todo el rato en aquel baile danzando con Rock n' Roll y otros géneros, hasta que a media noche sonó aquella sonata que me es imposible de olvidar pues tome su mano y puse la otra en su cintura mientras ella se sostenía de mi hombro.

-Eren... yo no sé bailar esto —trataba de seguirme el paso con una torpeza muy tierna mientras miraba mis pies esperando agarrar el compas en poco tiempo.

-No mires mis pies —le levanté la cara e hice que me viera con esa carita de preocupación que intentaba ocultar su miedo o su pánico.—Mira mis ojos, y escucha el compas de la música, junta tus pies cuando escuches un pequeño golpe en la canción y abre lento y poco tus pies de nuevo. —intento hacerlo durante poco tiempo hasta que logramos coordinarnos. En un punto de la canción comenzó un poco más movido y la levanté tomándola de las rodillas y sosteniendo su espalda, siguiendo la danza con ella en mi brazos y dando una pequeña vuelta no muy rápida, escuchando su canto que iba al compas de la letra, ella conocía la conocía la canción, por ello pego mi frente con la suya mientras enredaba sus brazos en mi cuello.

-La canción describe muy bien el sentimiento que creció en mi pecho por tu culpa. —la baje y la abrace para seguir con nuestro baile.

-Mi voz? te atrapó entonces? —puse mi barbilla sobre su cabeza mientras que ella escuchaba mi corazón queriendo salir de mi pecho y refugiarse en un lugar al lado del suyo.

-Si, en aquel momento cuando diste tu nombre ocultando tu rostro, y cuando frente a todos lo volviste a decir sentí que algo me atrapaba tras eso. —Ya no hubieron más palabras más que las que se escuchaban de la cantante y esa  hermosa melodía, que encajaba a la perfección con aquel momento.
Cada noche pienso en algo extraño que me lleva a un escenario de un claro genocidio de un tamaño descomunal mientras escucho el martirisante llanto de una fémina detrás mío que me súplica darme la vuelta y mirarla a los ojos, me pedía que le dijera eso de nuevo, y aún no logro entender a qué se refiere. En aquel instante apreté más a Mikasa y solo la escuché quejarse, me volteó a ver triste pero sin pronunciar palabra alguna se puso de puntillas para darme un pequeño beso.—No sé que está pasando por tu mente ahora, pero yo estoy aquí. —no soporte las lágrimas y comencé a llorar sin saber el motivo realmente, pero al tenerla entre mis brazos fue reconfortante y a la vez triste, para entonces yo ya conocía nuestro trágico destino, pero no consigo decifrar por qué lo sé. Aún así trate de concentrarme en el momento y disfrutar su compañía que me era muy grata hasta aquel estallido en la parte trasera del salón interrumpiendo en su totalidad la calma que apenas había conseguido, ella entro en pánico y no pudo moverse en lo absoluto, no tuve más remedio que cargarla en mi espalda y salir del lugar lo más rápido posible. Por suerte no sufrimos ninguna herida o quemadura, sin embargo Armin murió ahí pues se encontraba cerca del lugar en el que ocurrió aquella explosión, eso derrumbó a Annie por completo pues según tengo entendido ellos estaban saliendo y ya habían prometido viajar juntos a Argentina y pasarla ahí hasta el próximo solsticio, Mikasa también era su mejor amiga y cuando Annie le aviso en aquel momento ella se tiró al suelo a llorar, y aunque me dolió igual no lo sentí del mismo modo, en mi mente paso algo de otro mundo, una mirada de su parte que me hizo entender que no quería volver a verme, pero ese no era el Armin que yo conocía. Miré a Mikasa y me arrodille al lado de ella para abrazarla.— Él no merecía morir, Armin... no, esto tiene que ser una mentira. Él seguro está bien! —trato de comvercese a si misma de que él seguía vivo y con lágrimas en los ojos se levantó dispuesta a entrar de nuevo y entonces escuchó la voz de Sasha que provenía de dentro y corrió hacia allá.— Sasha!

Aunque seas un presoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora