Capitulo XXXVII: Adiós

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El sol pegaba tranquilamente en las blancas cortinas de la habitación, creando la mañana perfecta para ir a estudiar, aunque a nadie le gusta hacerlo, siempre, sin embargo, hay una razón por la que nos levantamos de la cama, una persona concretamente. El caso de Eren no elude tal afirmación, pues se levantó pensando en la chica con la que se enojo el primer día.

–¡¡EREN!! –la madre del joven castaño estaba ya algo harta de llamarle.

–¡¡DAME UN MINUTO!! –restrego sus ojos con la espalda de la mano y miro sus pies, perdido en la nada, mientras se le hacía tarde.

–¡Eren! –entro su madre sin previo aviso dando un azote a la puerta al abrirla.– es la décima vez que te hablo. Levántate ya y cámbiate.

–Sí, ya voy. –con el sueño que Morfeo aún no le quitaba se levantó dando un bostezo para estirarse.– Al menos tú haces más caso Mikasa. –susurro para si mismo mirando la ventana de su cuarto.

Había bajado ya para comer, no saludo a nadie, solo paso de largo de si hermano y padre, para ver qué había de comer.

–No tienes mucho tiempo, tomate el jugo y llévate el pan... –sin rechistar nada hizo lo que le indico su madre, para poner marcha a su destino.

–Me voy.

–Eren. –dirigio sus ojos a su madre, quien estaba preocupada.– No te metas en problemas.

–No prometo nada mamá.

Salió de casa sin mucha prisa, realmente no quería llegar, pero a la vez deseaba estar ahí. No tardó mucho en encontrarse con Armin en el camino, el rubio parecía muy feliz.

–Eren! –con esa característica sonrisa suya se acercó al mencionado, quien solo le dedicó una mirada.– Sigues comiendo?

–Sí, me levanté algo tarde.

–Tu madre no se enojo contigo por eso? –conocía perfecto la respuesta, pero aún así quiso preguntar.

–Ha habido peores días. Fuera de eso, viste ayer a Mikasa? –paró en el semáforo, mirando al rubio a quien se le desapareció el afán.

–Fue al panteón a visitar a sus padres, no te lo dijo? –el castaño nego con la cabeza.– bueno, quizá sea porque sabía que no dejarías que fuera sola.

–No, ella tiene que ser libre, no me meteré entre ella y su familia. –siguio su andar mirando fijamente hacia el frente, sin notar a Mikasa frente suyo.

–Mikasa! –llamo el rubio con alegría.
Ella le miro devolviendo la sonrisa.

–Chicos, es bueno verlos.

–Ah. Hola –el castaño andaba algo somnoliento aún, así que le resto importancia a su pareja.

–Oigan! Mamá hará quiere invitarlos a cenar está noche, quieren ir? –La chica se asombro con una sonrisa y asintió, el castaño asintió algo adormilado.

Eren se la paso todo el camino chocando con las personas de la calle a causa del sueño desmesurado que tenía, ella lo notó, Armin trataba de ir adelante para que no siguiera pegandose con alguien, pero al castaño le valía poco su andar.

–Eren estás bien? –ella le miro preocupada pero no recibió una respuesta inmediata.

Hizo que frenará estando ya fuera del instituto, poniéndose frente a él, una mujer sin embargo, tropezó con ella haciéndole caer.

–Ah lo lamento que torpe. Lo siento muchacha. –Mikasa la miro un momento, se sintió cautivada por la amabilidad de la mirada de la mujer frente suyo.

Aunque seas un presoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora