Capitulo XXVIII: ...como los angeles al cielo

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–Mikasa! –la voz algo áspera de un hombre con el cabello largo y acomodado hacia los lados detuvo mi andar firme hacia el trabajo.

–Jean. –la pronunciación de su nombre la escuche más como una sentencia de muerte. Será?

–Ah... tu cabello negro es... hermoso.

–Qué quieres? –me desagradaba cuando optaba por esa actitud.


–A ti. Digo ya es tiempo de que dejes ir a ese imbécil suicida. Yo estoy vivo.– sus palabras sonaron en mi cabeza como parte de mi realidad pasada, y probablemente futura.

–No... Eren no está muerto y no lo dejaré ir, es mi familia y a la familia no se le deja. –trate de seguir con mi andar pero se vio interrumpido cuando tomo mi brazo.

–Esta muerto, así que tú y yo podemos tener sexo, ya que no me has permitido hacerlo en catorce años. –me irrite tanto que lo golpee con demasiada fuerza en la cara.

–No es no. Ah y es cierto... a Eren le gusta más que tenga el cabello corto, no? Dile adiós a mi cabello. –saque el cuchillo que guardaba colgando de la cadera, así al tomar uno de los mechones lo corte y se lo aventé.– Jamás podría estar contigo, aunque fueses el último hombre sobre la faz de la tierra.

–Ese imbécil te ha herido más que nadie y lo defiendes, sigues queriendo estar con él. –lo mire un momento sabiendo que estaba en lo cierto pero no respondí más nada.
Me fui sin más pronunciaciones de algo contradictorio a mi corazón.
Un amor sórdido y muerto... así parece lo que tenemos? Tan mísero y lastimero que hasta a los demás afecta? Es así como lo cosechamos?

–Gral. Ackerman...

–Buen día, encontramos al enemigo? –deje mi suéter en la silla y note la mirada del hombre sobre mis glúteos.– Se te perdió algo? O porqué me miras el trasero?

–Lo siento señorita... –se tapo la cara con la gorra para después dejar una carpeta en el escritorio y salir con la cara carmesí.

–Estos cadetes idiotas... –Tome la carpeta para verla, y con sorpresa ví el rostro de la mujer.– ¡FRIEDA! –Me levanté rápido para buscar al estúpido cadete.– ¡OYE IMBÉCIL!

–Ella ni siquiera se ha dignado en recordar tu nombre, qué le ves?

Cállate... Mi señora...

–Estas seguro que esto es correcto? –avente la carpeta al mostrador y él lo miró de reojo.

–Yo no organizo esos papeles Gral. Quien los organiza es Falco Grace...

–Tu hermanito... Bien... Vamos cadete, ese niños no se equivoca. Iremos por Frieda Reiss... –Colt me miró anonadado y sonriente.– Qué? Te alegra ir a una misión real?

–Eh... Sí! –sonreí un poco y salí del lugar seguida por él.

–Tu conduce y llama al escuadrón. –le avente las llaves de la camioneta, note su entusiasmo ante la situación, y sonreí... Que lindo no?

Aunque seas un presoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora