TREINTA Y NUEVE.

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Al igual que en el coliceo romano Rose se sentía un indefenso cazador apuntó de ser devorado por un león salvaje, con el único propósito de divertir al Rey.

-Enséñame lo que sabes, matademonios.- Ordenó el elfo y los demás observaron atentos la exhibición.

¿Ahora mi vida será siempre así?

¿Qué se hacer?

Ni siquiera estaba segura cuáles eran esos dones que Taehyung le explico que tenía, lo único que podía hacer de forma segura era tener poder sobre el agua.

-¿Que esperas querida?- Gritó el elfo y Rose quizo golpearlo en la cara en ese mismo instante, pero se controló solo para poder averiguar la verdad.

-¿Que se supone que debe hacer?- Lisa observaba a la rubia con cierta pena, esperando que nada de esto fuese tan horrible para ella.

-No lo se... ¿Que cosas sabe hacer?-

Ninguno de ellos supo contestarle al Rey, mirándose entre sí repletos de incertidumbre y Rose podía escucharlos con claridad sin importar la lejanía, cosa que antes era imposible siquiera imaginarlo.

-Hizo cosas geniales cuando la estaban atacando.- Comentó Jimin y automáticamente la bruja le piso el piel tan fuerte que el rubio solto un grito ahogado de dolor. -¿Por qué hiciste eso?-

-Cierra la boca, inútil.- Murmuró Lisa, pero ya era demasiado tarde. El rey había escuchado todo y miles de ideas comenzaron a cruzarse por su cerebro, mirando a Rose como si estuviera apuntó de destruirla.

-Qin.- Llamo a su empleada y la mujer se acercó a él de inmediato. -Trae al equipo de Arturo.- Ella asintió con una reverencia antes de salir del palco y desvanecerse de la sala.

Estoy muerta...

Pensó Rose mientras fingía no haber escuchado toda la conversación, deseado aniquilar a su idiota hermano. Hasta que noto como Taehyung no le había sacado la mirada ni un solo segundo, se veia tan pacifico y elegante como era usual en el.

-¿Puedes escucharme, cierto?- Susurró casi sin sonido, pero Rose lo oyó con suma claridad y asintió. El brujo suspiro aliviado. -No creo que nos liberen luego de esto, Rose.-

Ella se estremeció, ya antes había pensado en esa posibilidad pero escucharlo de la boca de Taehyung era mucho más alarmante.

-Debes ser tan poderosa como para intimidarlo, Rose.- Otro murmuró llamó su atención y del otro lado del palco se encontraba Jungkook, quien ya había notado la conversación entre ambos. -Es la única salida, este lugar impide la creación de portales.-

Mierda...

Sabía que contestarles no tenía sentido, después de todos ellos no podrían escucharla y sería algo sospechoso.

-Ten mucho cuidado, matademonios.- Susurró Taehyung con miedo en su voz. -No podría soportarlo si algo te sucediera.-

-Confío en ti, Rose.- Jungkook habló al ver como cinco Elfos entraban a la sala de entrenamiento. Igual de uniformados que los de esa mañana. -Se cuanto amas esto, solo demuestra lo que yo ya se desde que somos niños.- Rose se estremeció al ver los ojos tan azules de él mirándola con confianza y seguridad.

Ella asintió con la cabeza alternando la mirada entre ambos chicos, tan diferentes y hermosos en sí. Aveces Rose se preguntaba a sí misma si era posible enamorarse de dos personas con la misma intensidad pero de formas tan particulares.

Jungkook era fuego e fuerza, cada ves que ambos se veían algo sucedía de formas inexplicables. El estaba tan dañado por dentro que era difícil llegar a su corazón y aveces podía sentirse lejano a ella.

~ALIUM~ |BTS&BP|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora