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Una comida muy incómoda, por si preguntan.

Argentina trataba de seguir el ritmo de la conversación, sin éxito.
A la vez lidiaba con la mirada fulminante de Usa y la firme mirada canadiense.

Diciendo la verdad estados unidos nunca le valoró, solo le soporta por su novio, algo que a la vista argentina era ridículo, si se odian, se odian no hay más.

Mientras recordaba agrios momentos en su anterior casa a su casamiento, analizaba la comida con la mirada, una "Tourtière" , un " Macaroni and cheese" y un pequeño vol con " poutine" , todas comidas clásicas canadienses.

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Luego de aquel apetitoso almuerzo, Argentina aún seguía en su "burbuja" , a simple vista Canadá se ve como una persona dulce e inocente, más de lo creíble, pero bien sabía el bicolor celeste que éste sujeto ocultaba cosas.

No era quién para meterse en asuntos ajenos a los suyos, pero tampoco quería quedarse con la duda.

El argentino ayudó a lavar los trastes dejando solos a el mexicano y a su novio, " porfa, no garchen acá" , era la petición que se repetía mentalmente el portador del sol.

Mientras ayudaba a Canadá a acomodar las cosas en la cocina, sentía la mirada del susodicho.
No cualquier mirada, no de esas que él canadiense le dirigía típicamente a los demás, si no, en otros contextos iba más allá de la comprensión argentina, pero bien este sabía que esa mirada no era como las demás.

Un silencio incómodo demandó en la habitación y sumandole el avistamiento fijo canadiense era peor, básicamente Argentina quería que la tierra le tragase, eso sería lo "ideal".

- do you speak spanish? [¿Hablas español?]- se atrevió a preguntar en la pesadez del momento mientras secaba los platos con la mirada fija en estos-

Por un momento el portador de la hoja pareció sorprendido y medio desorientado, pero en fracción de segundos le contestó con una sonrisa.

- Yes but not so much [ Si pero no tanto]- se rascó la nuca en falsa señal de nerviosismo-

Argentina mientras tanto, inspeccionaba cada reacción Canadiense posible, había algo en su accionar que le perturbaba la mente.

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Luego de una nueva y larga charla, tanto México como Argentina ya estaban medios somnolientos, necesitaban dormir, estaban en la sala, sentados en los sofás deleitándose con unos cafés, hacia frío y desgraciadamente Argentina no había llevado ninguna chaqueta con el.

Al salir el frío viento le azotó la cara e hizo que sus pelos se pusieran de punta, México y Usa se fueron en el auto de este último, y por suerte Argentina solo tenía que cruzar la calle, se despidió amablemente pero antes de irse Canadá lo detuvo.

- Wait!-

Fué corriendo escalones arriba y volvió con una chaqueta de cuero, aparentemente muy abrigada.

- Vivo acá al frente, no pasa nada- le dijo el oji-marron-

- no pasa nada, llévatela, luego me la traes-Canadá respondió con una sonrisa

El Argento solo la tomó entre sus manos y se la colocó, para luego despedirse, al cruzar la calle miró hacia atrás viendo como el canadiense todavía estaba apoyado en el umbral de la puerta, vió su sonrisa, una media sonrisa para ser más claros, miró sus ojos y se sorprendió luego entró a toda prisa en el edificio.

Tanto su sonrisa como sus ojos, se veían plasmadas otras intenciones.