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——Cana

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——Cana

Llamó Argentina, jugando con un papel que encontró en el auto, el canadiense manejaba con una sonrisa en su cara y como ya sabiendo lo que iba a decir dijo.

–––– ya me encargué de las cámaras del perímetro, tranquilo.

El sudaco suspiró aliviado para luego recostarse en el asiento y cerrar sus ojos.

–––– que bueno, me preocupé por nada

Dió una risillas antes de cerrar su boca y dejarse llevar por el sueño que tenía en esos momentos.
Al despertar se encontraba en un cuarto de tonalidades carmín acostado en una cama, admiró la habitación, era una réplica exacta de la habitación roja de "Las 50 sombras más oscuras".
Miró hacia su alrededor examinando todo con la mirada, frente a él, en un sillón de apariencia cómoda, con una expresión arrogante y cruzado de piernas se encontraba su amado y cómplice novio, su camisa blanca entre abierta dejaba ver su pecho y algo de su abdomen, su mirada celestina parecía brillar entre las luces rojas del lugar y sus manos con ahora resaltantes venas estaban cruzadas.

–––– Tu t'es reveillé

Habló con voz ronca separando su piernas ,con sus manos y brazos hizo presión en estás para levantarse y empezar a caminar en dirección al argentino arremangandose las mangas.
Al estar al lado del de orbes marrones, se inclinó hacia él comenzando a dar pequeños besos sobre sus labios, Argentina trató de hablar entre esos besos pero solo le salían palabras cortadas y algo vacilantes.
Dejándose ir tironeó por la camisa al canadiense haciéndolo quedar encima suyo, y luego explorar con la misma mano desde el pecho al abdomen y del abdomen hacia su estómago bajo, traqueteó sus dedos sobre ese lugar disfrutando como su fría mano se calentaba con la viril calidez del norteamericano.

El susodicho sonrió sobre sus labios y apartó su traviesa mano de su torso, se separó y le extendió una bolsa.

–––– póntelo.

Indicó sonriendo con morbo, el argentino miró adentro de la bolsa viendo una lanceria negra, relamiéndose los labios se fué hacía al baño a cambiarse.

Era algo sencillo, qué hacía resaltar sus muslos y trasero con tiras ajustadas, la parte del pecho estaba descubierta y solo sujetada por dos tiras negras, en la parte de abajo eran pedazos de telas translúcidos junto con tiras de la misma tela repartiéndose entre los muslos y la parte baja del trasero levantandoló aún más.

Se miró al espejo extasiado y algo sorprendido, no se veía mal, pero tampoco tenía la demasiada confianza como para portar uno.
Aún así salió de la habitación con seguridad momentánea y topandosé con la dilatada mirada canadiense.

Y se volvió a relamer los labios.

Y se volvió a relamer los labios

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