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²⁵

-Hola Uru!- gritó el argentino corriendo con sus maletas hasta donde estaba su hermano-

Oh pobre ciego, palabras disuasivas te han dejado así y tú, sí, tú, mi ciego amigo, eres el culpable de creerlas.

-Hola boludo!, Mirá te presento a mi prometido Brasil- le respondió el hermano menor presentando a un hombre un alto y con rastas-

Argentina le sonrió amable.

Pobre sordo, ¿Quién te ha dejado así? Mi vehemente amigo, tu terquedad te ha de dejar en este estado, ¿no quisiste escuchar?, Pues no escucharás más

Los tres juntos llegaron a la casa del uruguayo y el brasileño, allí, Argentina dejó sus cosas en su respectiva habitación y salió en busca de un nuevo departamento, algo temporal.

Miserable mudo, ¿Quien te ha de callar?, Las mismas palabras que te haz tragado te han envenenado, ahora tus cuerdas vocales no han de andar más.

Pasó más de una hora buscando y cansado se fue hacia una cafetería, iba a tomarse un merecido desayuno.

Lastimoso enfermo, tu causaste esto, pero tienes demasiado orgullo para admitirlo, ahora regocijate en el resultado, mi pobre amigo.

Miró por la ventana de la cafetería, miró caer los blancos y tercinos copos de nieve del cielo, y dándole un sorbo a su café se dispuso a revisar su móvil.

Es tu culpa, amigo mío, no puedes culpar a nadie más por ésto.

Tenía nuevos mensajes en su bandeja de entrada, y al verlos sonrió.

Tu ceguera, sordera y mudez por él, te dejaron así,

Eran de Canadá.

Enfermo...
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-¿Papa?-pregunto una de sus amadas hijas-

-¿Si amor?- le respondió el portador del sol-

-Papa uk llevó una amiga a casa, jugamos a las muñecas y...- se calló en la última parte-

-¿Y?- la incito a proseguir su progenitor-

-No sé, luego se fue al cuarto que vos tenés con papá y no salió por un rato- le dijo la inocente niña-

Las dos le miraban expectantes, y él, tratando de ignorar la situación las llevó a un parque, una de sus hijas bajó del auto y la otra antes de hacerlo le miró y dijo.

-¿Que hacían papá?- le preguntó aún insistente en el tema-

El argentino le dió una sonrisa forzada, y le dijo un "no lo sé", luego su hija bajó del auto no tan satisfecha con la respuesta.

"No lo sé", se repitió el argentino mientras dejaba caer algunas lágrimas sobre el volante, "No lo sé", dijo mirando a sus hijas mientras se mordia el labio para no gritar.

"Todo va a estar bien", se dijo así mismo tratando de convencerse de que había un futuro.

"Todo está bien", se repitió, pero el sabía, dolorosamente que...

Nada lo estaba....