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Antes de empezar les pido disculpas por el dibujo anteriormente publicado ♥️

-Comencémos-

El argentino se levantó de su cama con sus evidentes ojos hinchados, se cambió por algo simple y cómodo, se higienizó y fue a desayunar, ante las miradas atentas del uruguayo y el brasileño, Argentina se disculpó apenado por su anterior comportamiento evasivo y luego de un cálido abrazo entre hermanos salió en busca de un nuevo departamento.

Luego de varías horas encontró uno acorde a sus gustos y ahorros, una cocina de tamaño mediano con un living-comedor, y dos habitaciones, una seria de él y la otra estaría destinada a los huéspedes, el departamento ya venía amueblado, todo en tonos rústicos como a él le era de agrado.

Llamó a su hermano contándole la nueva noticia, éste lo felicitó y fue invitado a una cena esa misma noche en el nuevo departamento argentino.

Al tener en su poder las llaves de este mismo, salió a caminar disfrutando de una cultura ajena a la suya, de otro idioma, de otras costumbres, de otra forma de vida.

Cuando hablaban las personas le hacían acordar al canadiense qué, si bien sabemos, es uno de sus idiomas.

Miró hacia el cielo, estaba nublado, "tal vez llueva" se dijo a sí mismo el argentino.

Tenía que ir a comprar para la cena y para el abastecimiento de su nuevo departamento, también, tenía que ir a buscar sus cosas al hogar de los comprometidos.

Suspiró...

Extrañaba a Canadá
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-Il ne répond pas aux messages ou aux appels, que dois-je faire?- preguntó Canadá mirando a su amiga desesperado-

"Je ne suis pas ton putain de psychologue" susurró la francesa bufando de brazos cruzados en el sillón.

Canadá se me quedó viendo buscando una respuesta a su pregunta a lo qué Joseline suspiro y dijo.

- Demandez à son frère-

El de la hoja le miró confundido, ¿acaso su encantador Argentina tenía un hermano del que él no estaba enterado?, Se hizo la ilusión de poder hablarle a este miembro de la familia y obtener alguna información importante, pero luego, su vista risueña y esperanzada decayó al darse cuenta de que no poseía su número de celular.

- Calme-toi, j'ai son numéro- le calmó una sonriente señorita mientras agitaba su celular a la vista del canadiense-

Canadá la tomó por la cintura y la levanto dándole vueltas, se sentía aliviado y alegre por, por lo menos, poder tratar de obtener alguna información de su amado.

Hablaría con Uruguay.