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Ya en el capitulo 40, no puedo creer que tan lejos está llegando y cuánto que me falta por explicar.

Gracias por todo ♥️♥️♥️

Salió del vehículo y entró en el hospital, recibió miradas coquetas, siempre las recibía pero nunca le daba importancia, le pidió a la recepcionista el número de habitación, está le dió un pequeño papelito en conjunto a las indicaciones de cómo ll...

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Salió del vehículo y entró en el hospital, recibió miradas coquetas, siempre las recibía pero nunca le daba importancia, le pidió a la recepcionista el número de habitación, está le dió un pequeño papelito en conjunto a las indicaciones de cómo llegar, Canadá le sonrió coqueto y empezó a caminar.

Al doblar la esquina su cara se retorció del asco y hizo un bollo el papel y lo tiró en el cesto que había a la vuelta de esa esquina.
Caminó despreocupado, hasta divertido he de aclarar, con las manos en los bolsillos de su jean rasgado negro y su sonrisa triunfante, algo perturbadora desde el ángulo en que la veas.
Antes de llegar a la habitación, mejor dicho antes de entrar ya que se encontraba en la puerta, cambió su cara divertida y burlona por una de fingida preocupación, para luego entrar como si hubiera venido con rapidez.

–––– ¿Están bien?

Habló preocupado dió algunas zancadas y rodeó con sus brazos al argentino ocultando su macabra sonrisa en el cuello de éste.
Argentina lo separó y se fué al lado de la camilla del alemán, el cual tenía ojeras y unas vendas que cubrían su cuerpo que estaban teñidas con círculos color carmín.

–––– yo estoy bien cana, la cosa acá es Ale, mira como lo dejo ese animal

Sollozó al ver a su amigo en esa cama, inmóvil, y le acarició la frente, Alemania no estaba en dormido solo fingía.

Canadá apretó los puños y camino hacía la camilla, se sentó en unas de las sillas colocadas delante del herido y posicionó una mano sobre la pierna herida del alemán, ahí sin que nadie se diera cuenta, exceptuando al alemán y al canadiense, ejerció presión en ella ocultando una cínica sonrisa. El europeo abrió sus ojos por el dolor punzante y le miró dolorido tratando de no llamar la atención del argentino y de no soltar un alarido.

–––– Es verdad, pobre, ¿Le dolerá demasiado?, Oh, Alemania, te despertaste, ¿Cómo te encuentras?

Contuvo una carcajada otra vez para no alertar a nadie y preguntó de manera sarcástica dejando de ejercerle presión en la pierna y ocultando una sonrisa de sus labios.

–––– yo estoy bien, gracias

Respondió entre dientes, y carraspeando su lengua en el "gracias", Argentina alegre de ver a su amigo "despierto" salió a llamar al doctor.
En la puerta de salida pensó.

"¿Creíste que no me había dado cuenta, Canadá?"

Sonrió para sí mismo y fue de una vez por todas por el doctor.

Sonrió para sí mismo y fue de una vez por todas por el doctor

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