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Argentina había terminado de bañarse cuando el timbre de su casa le notificó una nueva visita, él, pensando que podría ser su hermano no se dió ni tiempo a vestirse y fue directamente a abrir

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Argentina había terminado de bañarse cuando el timbre de su casa le notificó una nueva visita, él, pensando que podría ser su hermano no se dió ni tiempo a vestirse y fue directamente a abrir.

-Hola Uru! Que hacés a- se quedó mudo al ver a quien estaba en realidad parado en la puerta de su nuevo departamento- ¡Ale!, Pasa pasa-

Sonriendo de oreja a oreja dejó entrar al alemán para luego irse a vestir correctamente.

Calentó la pava y empezó a cebar mates mientras hablaba con Alemania del que hacía en París y luego de un rato de risas y conversaciónes triviales fueron a caminar.

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-¿Te lo podés creer?, ¡El chavón me tiró con el mate!- le exclamó fingiendo indignación-

El alemán respondió con un "umm" tomándose por la barbilla aparentando pensar con detalle la situación.

Caminaban los dos juntos, Argentina enganchando su brazo en el brazo de Alemania mientras reían y seguían hablando.

-uhhh, mirá ,¡una tienda de chocolates!- le dijo Argentina soltándose de su brazo para ir corriendo al ventanal de muestra-

Alemania se le quedó viendo, parecía un niño pequeño desesperado por dulces, se acercó hasta el y abrazándolo por los hombros le dijo.

- Komm schon, ich kaufe dir Pralinen-

A el argentino le brillaron los ojos y juntos entraron para a continuación salir con una gran bolsa repleta de diferentes tipos de bombones, había más o menos, 3 cajas de bombones y algunas bolsitas individuales con otras variedades de chocolates.

- No hacía falta comprar tanto, ahora me siento culpable por tu billetera- se quejó el argento mientras devoraba un chocolate-

Los ojos alemanes se hicieron una tierna línea por debajo de los lentes y sus labios formaron una destellante sonrisa dejando ver sus dientes para luego besar la frente de Argentina y robarle un bombón de la caja que tenía abierta.

Compartieron la tarde juntos en una cafetería y luego caminaron juntos hasta el departamento del argentino.

El alemán dejó al portador del sol en la puerta de su edificio, despidiéndose con otro beso en la frente y desapareciendo a la lejanía de las calles.

Bostezó cansando puesto que ya era de noche, subió hacía su piso en ascensor y entre pestañeos pesados tanteaba su bolsillo en busca de sus llaves cuando escuchó a alguien chifarle.

Se giró en dirección a las escaleras que se ubicaban al lado del ascensor y frente a su puerta, él estaba ahí, sentado con un brazo apoyado en su rodilla y el otro en uno de los escalones con las piernas levemente abiertas y manteniendo una sonrisa fragante.

-¡¿Pero que hacés vos acá?!-

-¡¿Pero que hacés vos acá?!-

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🄸🄽 🄵🅁🄾🄽🅃 🄾🄵 🄼🅈 🅆🄸🄽🄳🄾🅆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora