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³⁵

Argentina se agarró la cabeza pensando, hacía tiempo no lo hacía.

Aunque reconoce que eso, fue una mala idea, más al estar solo sin nadie a su lado.

~little argie

Esa voz......esa odiosa y asquerosa voz retumbó en sus pensamientos y lágrimas invadieron sus ojos avellana.

~come on argie, give me a kiss

No lo haría, su matrimonio se vio forzado desde un principio y el más dañado fue el argentino.

Sus niñas, realmente las extrañaba, extrañaba sus risillas y los "abrazos de osos" que siempre le proporcionaban.
Nunca se arrepentiría de haber tenido a sus hijas.

Aunque fuesen el resultado de una violación.

Sin quererlo, recordó su más duro recuerdo, su secreto.

Lloró, sí lo hizo, fuerte y claro, odiaba el hecho de no haber tenido a sus hijas por un hecho de amor, pero aún así las amaba.
Se odia así mismo por dejarlas solas.

Caminó hasta su habitación arrastrando sus pies, Canadá estaba "trabajando" , por lo que se encontraba solo, así qué, entre llantos se tiró hacia la cama y se durmió entre melancólicos pensamientos.

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- ¡Arge! ¡Ya llegué!- gritó al llegar el canadiense a la mañana siguiente-

No escuchó nada, como si no hubiera nadie, en el aire se notaba una tensión, algo andaba mal.

Trotó hasta la habitación y allí encontró a su novio, sumergido entre llantos silencioso para que nadie le oiga y tapado hasta la cabeza con las sabanas.

-Argie...¿Qué pasó?- preguntó el canadiense preocupado tratando de sacarle las mantas de la cara-

De entre estás mismas se asomaron dos ojos amarronados, rojizos e hinchados.

- estoy bien- de la garganta del argentino surgieron tales palabras quebrantadas y temblorosas-

Canadá le miró sin creerle ni una palabra siquiera, le era demasiado claro de que algo le pasaba, pero no quería presionarlo, todo a su tiempo.

Pensó en algo rápidamente, se levantó de la cama y volvió a salir con una gran sonrisa en el rostro dejando confundido a Argentina.

Luego de unas horas, (horas en las que el argentino dedicó a calmarse y a comerse un paquete de galletitas "Don Satur"), apareció en la casa con dos bolsas, una violeta y otra rojo carmín.
En la violeta figuraba la palabra "Sex shop" mientras que en la roja decía "Victoria's secret".

Como si de un niño se tratase, Canadá levantó los brazos contento mostrando las bolsas y sonriendo con entusiasmo evidente.

- J'ai apporté quelque chose pour te remonter le moral-

Y sonrió más alegremente, si eso es posible...