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Sus pieles rozaban entre sí mientras que dos bocas se unían, uno recorría un torso mientras que el otro una boca con su rojiza lengua

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Sus pieles rozaban entre sí mientras que dos bocas se unían, uno recorría un torso mientras que el otro una boca con su rojiza lengua.

Uno lo tenía en sus piernas y el otro jalaba de su cabello inclinando su cabeza hacia atrás.

Y él, con notorias marcas en su torso y cuello, dando brincos sobre el miembro ajeno sin pudor ni vergüenza alguna, devorando la boca del europeo y disfrutando el placer que el norteamericano le brindaba a su mojada entrada.

Cambiaban de posiciones, algunas más obscenas que otras, algunas más placenteras que las demás.

Él, extasiado y perdiendo la razón, se dejaba llevar y disfrutaba del placer carnal.
Libertino, así era el encuentro.

Sin respiración se separó inclinándose y sosteniéndose de los hombros ajenos, tiraba su cabeza hacia atrás mientras mordía sus labios, las penetraciones eran constantes y profundas, extendió su mano hacia su miembro dándole leves caricias que luego pasarían a un rítmico "bajar y subir".

Canadá le miraba mientras recostaba su espalda en el respaldar de la silla y aumentaba considerablemente la rapidez de sus estocadas logrando arquear la espalda argentina.
Lo mira con morbo, viendo ,y disfrutando, como el argentino saltaba sobre su miembro, como se mordía el labio y hundía sus uñas en sus hombros, como el miembro del oji-marrón se movía bruscamente debido a los saltos de éste, miraba atentamente como una parte de él, entraba y salía, con total esmero e de decir, del ano ajeno, recorría con sus manos la extensión del cuerpo de su mayor y acariciaba las mordidas que él y su acompañante Alemania dejaron en su cuerpo.

Tomó al argentino por las glúteos y lo bajó hacia el suelo, le dió media vuelta, dejándolo en la típica posición de perrito, Argentina no podía ni gemir, mientras él era atendido por detrás el tenía que atender por delante a un Alemán.
Chupaba y lamía el falo del de lentes, cuando el canadiense lograba tocar su punto dulce, el dejaba su labor e inclinándose, dejando a su pezones rozar el suelo, se sostenía de las piernas ajenas y soltaba uno que otro gemido, le encantaba la culposa sensación que Canadá y en estos momentos Alemania le brindaban.

Las manos Canadiense se reafirmaban en la cintura Argentina, dió una última estocada e hizo que el Argentino se viniera en su abdomen, apretando sus paredes y haciendo llegar al orgasmo al menor.

Esté saco su miembro de la entrada argentina y le hizo un nudo al condón usado y lo tiró, ahora Alemania se divertiría.

El alemán se puso el condón lamiéndose los labios ante la provocadora vista que el argentino le daba al mover las caderas frente a el, primero se arrodilló y sentó sobre sus talones, luego tomó la cintura de Argentina e hizo que se sentará arriba de el dándole la espalda.

Argentina se sostenía de cuello ajeno mientras ahora un nuevo miembro exploraba su interior.

Una silla fue arrastrada hacia al frente de ellos, allí se sentó Canadá para mirarles, Argentina y esté mantenían la mirada, fijos en cada uno.
El canadiense desnudo sentado en la silla le miraba, sonriente, lujurioso.
Argentina le miraba, retador, excitado y provocador.

Sus personalidad complementaban, el del sol llamaba con tan solo la miraba al canadiense, este rió ladino, se arrodilló frente a él y unieron sus necesitados labios.

Pero ahora la pregunta es...

¿Cómo empezó esta lujuriosa travesía?

Perdonen el capítulo de mierda, por ahí lo borre

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Perdonen el capítulo de mierda, por ahí lo borre.

Da cringe, lo sé

🄸🄽 🄵🅁🄾🄽🅃 🄾🄵 🄼🅈 🅆🄸🄽🄳🄾🅆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora