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—niños no se vayan tan lejos voy a estar aquí sentado ¿Ok?—ambos niños asintieron, después de ésto se fueron corriendo como alma que lleva el viento

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—niños no se vayan tan lejos voy a estar aquí sentado ¿Ok?—ambos niños asintieron, después de ésto se fueron corriendo como alma que lleva el viento.

El mexicano sonrió hacia sus hijos mientras tomaba asiento en una banca de madera que se encontraba ahí.

—veo que tus niños son muy enérgicos—México salto del susto al escuchar la voz detrás suyo.

—¡no mames , no me asustes así cabron! de perdiz avisa—el austriaco soltó una carcajada su intención se había cumplido.

—ya perdón, es que no lo pude evitar—el bicolor tomo asiento junto al latino.

—y bueno a qué se debe el hecho de que esté aquí grandísimo señor Austria—el americano miró divertido a su ex.

—pues más que nada quería ver a tus niños, conocerlos—el austriaco dirigió su mirar a los dos niños que corrían y trepaban a los árboles.

México sonrió, cuando vió la ternura que irradiaba la mirada de Austria hacia sus pequeños, su pecho se sintió calido gracias a esto y sus mejillas empezaron a arder. Al sentir esto el mexicano trato de darse una cachetada de realidad muy literalmente, lástima que el chico no midió su fuerza (además de tener mano pesada) el impacto sonó muy fuerte tomando la atención del europeo que se asusto por el ruido.

—¿Que te pasa?—ahora México estaba sonrojado de una mejilla y eso no se iba a poder quitar en un rato.

—es que tenía un mosquito en la jeta—el europeo se le quedo viendo por un rato para después reír fuertemente por la estupidez de su acompañante.

—¡Ya no te rías que si me duele el cachete!—el pobre hombre se estaba quedando sin aire de tantas carcajadas.

El bicolor se fue tranquilizando poco a poco, el tricolor solo lo miraba con un puchero en sus labios.

—lo siento, ya recordé por que me encantaba estar contigo, eres alguien increíble Mex—el de ojos azules miró con una sonrisa al mexicano.

—ay ya cállate—el austriaco volvió a reír mientras que el de emblema volteaba la cabeza a otra dirección para evitar que esté vea su sonrojo.

—ay ya cállate—el austriaco volvió a reír mientras que el de emblema volteaba la cabeza a otra dirección para evitar que esté vea su sonrojo

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❥𝑼𝒏 𝒏𝒐𝒗𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒑𝒂𝒑𝒂́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora