❥𝑼𝒏 𝒏𝒐𝒗𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒑𝒂𝒑𝒂́

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Después de un tranquilo domingo llega un hermoso lunes por la mañana los pájaros cantaban y el sonido de los autos haciendo gran arguende por llegar al trabajo.

En la casa del mexicano, se podía escuchar la fina voz del mexicano gritando a sus hijos con molestia.

—¡Por qué se tuvieron que quedar dormidos! ¡Les dije ayer que no se durmieran tan tarde!—gritaba molesto el adulto y con razones para solo faltaba veinte minutos para que las clases comenzarán.

—pero no fue nuestra culpa, el despertador se quedó sin batería—comento el mayor de los hermanos cambiándose rápidamente.

—¡Por eso les he dicho que se fijen antes!—el mexicano que se encontraba vistiendo a su hijo menor estaba desesperado—¡Pon dura la puta cabeza!—grito al pequeño aún adormilado y cabeziando fuertemente.

—se ponen los zapatos y los quiero en menos de tres minutos abajo o se van a pata—ya terminado su trabajo, México fue rápidamente al marco de la puerta dispuesto a irse.

—¡Pero papá!—gritaron indignados los niños.
—que papá no que nada, por su culpa se va me va a hacer tarde para el trabajo.

El caso es que los niños tuvieron que comer a la velocidad de la luz y México no les dejo lavarse los dientes ya que solo faltaban siete minutos, prefirió darles una cuantas mentas para el olor, iba a toda la velocidad, los pobres niños solo podían aferrarse al cinturón resandole a diosito que libran está.

—rápido bajense que se me hace tarde—les dio un beso rápido en sus frentes y los niños bajaron lo más rápido posible entrando a la escuela, el tricolor por su parte le metió todo el acelerador ya que iba a tarde para su trabajo.

—sentí que me iba a morir—dijo Rem bastante asustado.

—ya se agradecido con el de arriba por que no nos pasó nada—comento Rex igual que su hermano.

Por su parte el país latino llegó como unos ocho minutos tarde a su puesto, donde lo esperaba un Austria preocupado pero tratando disimularlo.

—Llegas tarde ¿A qué se debe?
—mis mocosos se quedaron dormidos y ya imaginarás.

El austriaco río un poco—me gustaría sentir alguna vez que se siente tener que cuidar a tu propio hijo.

—tu no te quieres ¿Verdad?
—no es eso, es solo que me gustaría tener un hijo algún día, pero sobre todo tenerlo con alguien que ame mucho—dicho lo final tomo las manos de México, provocando un sonrojo en este.

Pero el latino retiro rápidamente sus manos girando su rostro rojo—no inicies con tus joterias—una vez más la risa del europeo se escuchó solo que está vez un poco más escandalosa.