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—¡¿Pero qué te pasa Alemania?!—gritó furica la mujer.
—no voy a permitir que trates de esa manera a mis empleados Polonia, apenas puedo soportar tu presencia aquí pero ya no más, quedas vetada de todas mis cafeterías y obvio de este restaurante —comento con autoritarismo.
—¡¿Sabes quien soy?!—exclamo fuertemente —¡una de las mejores modelos de este estúpido país! ¡yo le estaba haciendo un favor a tu horrible restaurante de tener mi presencia en el! pero como quieras, espera mi reseña en internet, vas a ver como te hundo —tomó su bolsa y abrigo con fuerza y se retiró del lugar dejando un silencio bastante incómodo entre los comensales.
Alemania aclaró su garganta—sentimos mucho lo ocurrido, por favor sigan con su cena—pidió con una voz amable pero fuerte para ser escuchado.
Las personas en el lugar siguieron la indicación y volvieron a llenar el restaurante con voces y sonidos de cubiertos chocando con los platos, su ambientación usual.
—no tenía que hacer eso—comentó murmurando el chileno mientras recogía la copa y el plato de comida. Alemania miro al latino.
—no soy de las personas que les gusta ver como pisotean a otras—arrebato con sumo cuidado los trastes de las manos del menor —mejor ve por un trapeador para limpiar el piso mientras yo dejo esto en la cocina.
—si, claro—su tono de voz seguía siendo bastante bajo, pero acato la orden sin ningún reproche.
Alemania por su parte se retiró a la cocina, en la puerta se encontraba su trabajadora con un rostro de sorpresa.
—¿por qué esa cara Panamá?—pregunta amable mientras entra a la cocina siendo seguido por la fémina.
—eso fue un gran alboroto, y nunca espere que hicieras eso siendote sincera —su tono de voz aún era de sorpresa acorde a su rostro.
—ya lo dije, no iba a dejar que trataran así a mi empleado—tiraba los alimentos que no fueron ingeridos para proseguir a dejar estos mismos en la tarja.
—¿no tienes miedo que esa chica gritona nos de una mala reputación?—pregunto con notoria preocupación.
—no —soltó seguro.
—¿por qué estás tan confiado?—miró extrañada a su jefe y amigo.
—con solo contar correctamente el contexto y mostrar las cámaras de seguridad será más que suficiente para presentarles a todos en el país que una de las modelos más famosas es una clasista de mierda —la chica de curioso pelo azul de un lado y rojo del otro se quedo sin palabras—¿creíste que estaría tan tranquilo si no tenía un faz bajo la manga?
—ven—el alemán le respondió un simple "¿para qué?"—te quiero besar el cerebro que te cargas.
—agradezco tu halago pero mejor ponte a trabajar que aún hay mucho que hacer —ordenó de manera pacífica mientras acomodaba un poco su traje en el reflejo que le daba el pulido refrigerador.
