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En este capítulo iniciamos con un Rusia llegando a la casa de su padre, realmente solo quiere que su padre escuche que el hecho de que se haya vuelto a enamorar no tiene nada de malo.
—¿Rus, qué haces aquí?—pregunta extrañada su hermana al abrir la puerta.
—vine hablar con él...necesito que comprenda que no hice nada malo o bueno, no totalmente—respondió de seguro de sí el ruso.
—está en su oficina, no ha salido en todo el día, ni siquiera desayuno y no me abre la puerta—Bela se mostró preocupada por la actitud repentina de su progenitor.
—¿No ha salido? ¿Que paso exactamente después de que me fuí?—pregunto mientras entraba en la casa de su infancia.
—pues...me tocó hablar con el. —¿Y qué le dijiste?—la menor recordó por un momento lo que pasó ayer.
—la verdad... le dije la verdad—respondió secamente.
—¿Y en esta mañana pasó algo con él?—pregunto nuevamente el eslavo.
—Ucrania hablo con él. —bien, ¿Qué pasó con él?
—sólo sé que Ucrania salió hecho una furia de la oficina de papá y hasta ahora no ha regresado a la casa, si te soy sincera me estoy preocupando un poco—comento nerviosa la rubia.
—No te preocupes estoy seguro que Ucrania se sabe cuidar solo—respondió cortamente.
—eso espero...bueno pues ya sabes dónde está la oficina de papá; yo tengo que salir por unos asuntos de la empresa sólo espero que sí puedas hablar con él—la última acción de su hermana fue acariciar levemente el brazo de su hermano para retirarse de la casa.
El ruso prosiguió a dirigirse a la oficina de su padre, estando ahí tocó levemente la puerta de madera de arce. El toque fue respondido con un "no me molesten" de parte de su padre dentro del cuarto.
—papá... soy yo por favor necesito hablar contigo—contesto nervioso el menor.
—¿Rusia?—la puerta fue abierta en pocos momentos dejando ver así al hombre de tez roja.
—necesito hablar en serio contigo ¿Podrías hacerlo?—su padre no comento nada solamente se hizo a un lado en señal de que podía entrar al cuarto.
Ya estando adentro Rusia tomó asiento en una de las sillas enfrente del escritorio, Urrs por su parte tomó asiento en su gran silla de color negro esperando a que su primogénito empezar a hablar.
Rusia soltó un suspiro para empezar a hablar—sé que estuve mal no contarte pero...tenía miedo de que me odiaras...y veo que no me equivoqué al tener ese miedo.
Urss lo miró triste, ver a su hijo con la cabeza agachada hacia el suelo sólo lo hizo pensar en que realmente no estaba haciendo bien su trabajo como padre.
