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—Es...una interesante historia—comento el canadiense.
—pues si, supongo que lo es—hablo está vez el mexicano un poco desanimado.
—pero dejando de hablar un poco de mi, ¿Como les fue con tu papá ayer?—pregunto preocupado.
—pues... horrible—dijo cortamente el menor.
—¿Tan mal les fue? —pues en resumen—soltó un suspiro—creo que mi papá ya solamente tiene tres hijos.
—no te entiendo ¿Qué quieres decir?—comento confuso el mexicano.
—Usa renunció a todo, a la empresa, a la riqueza y a ser el hijo de mi padre—México abrió grandemente los ojos.
—¿Qué? ¡¿Por qué hizo eso?!—pregunto alzando la voz en la segunda pregunta.
—lo hizo por Rusia... México se quedo callado realmente no sabía que decir—wow, yo... je...no creo que pueda ser capaz de hacer eso.
—¿No te crees capaz de dejar todo lo que tienes por alguien que amas? —no, osea, si pero por Rusia...Dios, realmente no lo sé—Canadá miro al chico atentamente.
—supongo que eso lo dices por qué ahora ya no sientes nada por el, pero talvez antes si lo hubieras hecho ¿no? —supongo que si...
—bueno el hecho aquí es que Usa no tiene trabajo y...bueno solo espero que tenga suerte—el canadiense estaba preocupado por el bienestar de su hermano mayor.
—yo también espero que consiga un trabajó, oye por cierto Canadá ¿En qué trabajas tu?—"hemos hablado de mi todo el tiempo pero no de ti" penso el hispano.
—pues...me dedico al área financiera de la empresa de mi papá, pero si te soy sincero—solto un suspiro de cansancio-no me gusta para nada mi trabajo.
—¿Por qué? —bueno...es que esa no es mi pasión—Canadá sonrío hacía la nada.
-¿Cual es tu pasión?—contesto una vez más—el mexicano con una pregunta.
—siempre me gustó el arte, quería ser pintor pero mi papá no me dejó. Dijo que me iba a morir de hambre—se notaba como con cada palabra el tono de voz del de hoja se entristecía—je, tal vez tenía razón.
—nunca es tarde para hacer lo que amas—comento México seguro de sí.
—tal vez...pero aún que ya tenga treinta cuatro años sigo teniendo miedo de mi padre. —¡Ay! Por eso no te preocupes, yo también le sigo teniendo miedo a mi jefe y ya tengo treinta y tres—apoyo el de menor altura.
—sabes, mi papá no quería que me casará con Rusia, por problemas...pasados, pero; por una vez en mi vida decidí que mi padre no controlaría mi vida como siempre lo hizo y me case. —supongo que tú padre estaba muy molesto—a Canadá se le hizo divertido pensar en España enojado, después de todo aún no tiene una muy buena impresión del europeo por lo que pasó con su hermano.
