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En la casa del estadounidense todo estaba tranquilo esa mañana, los hermanos comían tranquilamente mientras hablaban, la pareja del chico de estrellas ya se había ido a trabajar por lo que los hermanos estaban solos.
—Entonces Rex con una bocina despertó a Rusia, y al darse cuenta que estaba manchado con crema batida empezó a perseguir al niño con una chancla por toda la casa—Usa asintió mientras río sonoramente al recordar cómo el hijo mayor del ruso y mexicano le jugo otra broma a su padre.
—veo que es un niño muy, juguetón. —si, el es como Mex, por otra parte Rem es más como Rusia pero más preguntón—Canadá negó suavemente con la cabeza.
—oye Usa hay algo que quiero preguntarte, se me olvidó hacerlo ayer—el yanke miró atentamente esperando su pregunta.
—¿Mi papá sabe que estás con el hijo de su enemigo comercial?—gracias a su pregunta Usa casi se ahogaba con el café que estaba tomando.
—¡¿Por qué justamente tienes que preguntar eso cuando estoy tomando mi jodido café?!—el de hoja miró divertido a su hermano.
—no, no le eh dicho. —pero sabes que tarde o temprano le tendrás que decir ¿Cierto?.
El chico dejo salir un suspiro de preocupación, ni siquiera había pensado en decirle aún a su padre.
—pues creo que será tarde. —¡Usa!—grito molesto su hermano.
—ya se ya se, pero para eso tengo que hablar con Rusia, digo no cualquier día le cuentas a tu papá que te enamoraste del hijo de su enemigo comercial, y que lo sedujiste sin saber que estaba casado y con hijos y que cuando su esposo se enteró, le pidió el divorcio que de todos los ángulos yo...tengo la culpa—el de ojos rojos miró hacia el suelo triste por todo lo dicho.
—bueno, sigo diciendo que tuviste mucha suerte con el esposo, cualquiera ya te hubiera metido la golpiza de tu vida—el gringo miró con molestia a su hermano.
—¿Te han dicho que eres genial tratando de animar a las personas? —Soy tu hermano no tu psicólogo—su hermano mostró un puchero, a lo que el bicolor soltó un suspiro—si te sientes tan culpable por que no simplemente hablas con México y tratas de ver su punto de vista y ver qué no fue del todo tu culpa.
El de ojos rojos se quedó meditando las palabras dichas por su hermano.
—sabes tienes razón, voy a ir. —vamos, así podría aprovechar para que México me conozca más y ¡bum! cuando menos se lo espere seremos pareja nos casaremos y tendremos una foca mascota.
El de estrellas miró a su hermano con fastidio en su rostro.
_pense que había quedado claro que no podías tener una foca de mascota. —exacto, pensaste—su mayor soltó un suspiro de frustración y Canadá una sonrisa de triunfo.
