Doce años después: Sakura

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A veces, no, casi siempre siento que a pesar de haber cumplido casi todas mis metas, muchos de mis sueños se quedaron estancadas como un rio al que las piedras no los deja correr libremente. Entonces parece haber olvidado su rumbo, donde debe terminar, es desconocido.

Aquel lugar donde Naruto y yo hicimos muchas promesas, es donde creíamos en algo que sabíamos en el fondo no se haría realidad. Donde tocábamos la atmósfera de otro mundo. Solo estaba en nuestra mente.

Pero la foto es real, y el recuerdo también.

Miramos la foto, pero no decimos nada durante un largo tiempo. Hasta que finalmente siento que Naruto está mirándome, cuando levanto la vista y me encuentro con sus ojos azules parece querer decirme algo, pero en cambio desvía la vista.

—¿tienes hambre? ¿Porque no comemos algo? —dice tranquilamente.

Asiento, y el cierra el álbum para dejarlo entre los estantes empolvados. Volvemos al primer piso. Entonces, mientras caminamos, es cuando reconozco por primera vez sobre nuestro acuerdo silencioso desde que regreso de Inglaterra. El no hablar sobre ese tema, evitarlo, no pensarlo.

Intentamos encender la cocina vieja, pero al parecer no hay gas, pero logramos usar el hervidor de agua, pronto estamos riendo de que al final, a pesar de mis exigencias de comer comida saludable estamos comiendo solo ramen instantáneo. Luego estamos sentados con vista al jardín tomando de nuestras bebidas. Vemos como el jardín que había sido cuidado ahora está hecho un desastre, la mala hierba se lo ha devorado por completo.

—Quizá con un poco de cuidado pueda verse como antes —sugiere Naruto como si sacara mis pensamientos de la mente, aunque de manera diferente. Pues mientras yo veo muerte el aun ve vida.

—Te tomaría décadas.

—Tan realista como siempre —sonríe, pero permanece mirando hacia el jardín. Hablamos otro poco sobre temas variados, y así en una charla no tan profunda se nos pasa la hora hasta que las ultimas luces del sol tocan el suelo. Nos decidimos en dormir en la sala, Pues la humedad y los ácaros hacen que nuestras habitaciones no seas habitables por ahora. Después de buscar cojines y algunas colchas que, aunque tienen ese olor particular, sirven, nos vestimos para poder dormir. Yo sobre el sillón y él sobre los cojines del suelo.

No decimos mucho cuando nos metemos en nuestros respectivos espacios, pero al cabo de lo que quizá es varias horas y aun en las sombras de la madrugada, puedo ver el perfil de Naruto, observando el techo, despierto. Entonces vuelvo al día hace muchos años cuando mi hermano y yo no sabíamos que pasaría después, nuestros padres acaban de morir y nosotros que apenas estábamos aprendiendo a cuidar de nosotros mismos teníamos que cuidar de dos niños que a tan poca edad habían tenido que ver a la muerte.

–¿Que tanto hemos cambiado desde entonces? —Susurro. Naruto me ha escuchado, lo sé, pero continua en silencio, y yo no puedo detenerme de hablar —a veces, una vez cada cierto tiempo aun siento que la desesperación aprieta mi pecho, que mamá y papá aun están vivos y que no creo poder cuidar a mis hermanos. —trato de suspirar, pero el aire se queda estancado en mi garganta— siento que no he cambiado nada y que he fracasado en todo.

Mas silencio. Solo las ramas de los arboles moverse ligeramente por el viento.

—Rin se veía muy feliz en su boda, tiene la capacidad de formar una buena familia — dice pausadamente —Nagato se ve muy confiado con su carrera sin tener que cambiar, es fiel a sí mismo. Has hecho bien con ellos.

—Yo solo les cuide cuando tu estuviste a mi lado... cuando vivíamos aquí, sin ti no hubiera podido, y luego en Tokio cuando te fuiste... Tsunade fue la que los cuido, incluso a mí. Yo no hecho mucho por ellos, ni por ti... ni por mí misma —y puede que me digan que soy profesional o que ya soy independiente, que tengo una vida tranquila al que no debo preocuparme. Pero la sensación es la misma, la sensación de...

—¿vacío, te sientes vacía?

Lo pienso.

—No sé si es la palabra —respondo sinceramente.

Otra pausa.

—Yo puedo tener siempre contratos disponibles para ser titular, dinero, comodidades, todo aquello, pero eso no tiene nada que ver de cómo me siento realmente —dice con una voz tranquila y característica de su edad— en el fondo a pesar de conocer la ruta hacia Japón, hacia esta casa, hacia ustedes. Me siento de la misma forma...

—¿cómo? —pregunto en un sonido casi sordo

—perdido.

—¿Perdido?

Naruto se sienta, pero permanece sin mirarme. Observa la ventana, la luz de la luna hace que su rubio cabello se vea azulino.

—Yo... cuando vi la foto pensé en algo... y recordé nuestra promesa.

—Naruto... no —Entonces como hace mucho mi corazón da un vuelco, como si cayera a un pozo sin fin.

—Quiero encontrarlo...—y ahora mi corazón late con fuerza y mi respiración se tensa.

—la paradera—le digo y no es una pregunta

Naruto voltea a verme, y se ve serio, no sonríe, pero puedo notar sus ojos, es como si fuera a decirme un gran secreto. Está asustado, también lo estoy, pero él tiene algo más. Resolución.

—Vamos a buscarlo. 



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Hola, feliz año del calendario  gregoriano y del calendario chino. Que signo son? creen en ello? este año 2020/año de la rata. Hay mucho que pienso hacer. Esta a punto de terminar esta historia. 

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