Giro hacia la derecha descubriendo que todos los caminos parecen exactamente iguales. Me detengo unos segundos para retomar el aire. Cansancio, físico y mental. Preocupación, por la participación de última hora de Cedric. La niebla limita mi campo de visión, y ni siquiera mi lumus es de mucha ayuda. A lo lejos me parece ver otra pequeña luz, y aun arriesgándome a volver a encontrarme a Viktor Krum me acerco decididamente hacia ella. Conforme más cerca estoy más claras se ven las facciones del portador de la varita: Cedric.
-¡Harry!- Exclama bajando hacia el suelo su varita.
-Cedric, ¿estás bien?
-Sí, ya te lo dije, estoy como nuevo. Ni siquiera recuerdo haber estado mal.- No sé si eso es un punto negativo o positivo. Aunque nadie haya aclarado nada yo tengo una hipótesis bastante clara de lo sucedido. Pero ahora no es el momento de pensar en eso: Laberinto, copa, se acaba la prueba. Nos quedamos en silencio y quietos lo que parece ser horas. De repente, un camino se abre a nuestra izquierda, y el pasillo en el que nos encontramos comienza a cerrarse. Con una sincronización admirable corremos hacia el camino abierto que, al fijarme, tiene un objeto colocado en el suelo. Cuando estamos a unos metros de este, distinguimos con claridad la copa. Nos detenemos a unos pies de distancia y compartimos miradas. Sus ojos, están extraños, es como si me mirasen, pero no me vieran realmente. Me alejo unos centímetros de él.
-Cedric, no tengo un buen presentimiento, deberíamos salir de aquí.- Cedric se ríe en respuesta y yo lo miro extrañado. Antes de que me dé tiempo de reaccionar tiene la copa en una mano y mi muñeca en la otra. Experimento el típico desagradable tirón de una aparición y, cuando mis pies vuelven a tocar suelo firme, no puedo evitar tambalearme y apoyarme en el objeto más cercano... ¿una tumba? Está decorada por una gran estatua de piedra de un ser encapuchado con una guadaña; la muerte. Siento cómo alguien me empuja hacia ella y justo cuando voy a levantar la varita contra mi atacante la estatua parece cobrar vida colocando la guadaña contra mi cuello. Intento apartarla con mis manos pero no tengo ni de lejos fuerza suficiente. Miro a mi atacante y me sorprendo al contemplar a Cedric apuntándome con su varita y con la mía propia en su otra mano, ¿en qué momento me la ha quitado? Mi corazón comienza a latir y la adrenalina a llenar mi cuerpo. Tengo que salir de aquí, tengo que traer a Cedric conmigo.-¿Qué te pasa Cedric?, ¿Qué narices estás haciendo?- No mueve ni un músculo tras mi pregunta. Empiezo a frustrarme. Cedric está hechizado, tiene que haber alguna relación con su estado de esta mañana. De repente, Cedric inclina su cabeza y se arrodilla en el suelo ¿Qué hace?
-Buen trabajo chico.- Miro bruscamente hacia la derecha y me encuentro con Peter Pettigrew. No puedo reprimir mi mueca de asco.
-¡Estúpido malnacido! ¿¡Qué le has hecho a Cedric!?- Le grito temblando de rabia. Me mira burlón, como salga de aquí no se va a librar de unos cuantos imperdonables.
-Lo necesario.- Se acerca a Cedric y saca su varita.
-¡Como lo toques te juro que te mato!-Me ignora y comienza a recitar una especia de cántico que no conozco ni comprendo. Por cada palabra mis nervios y mi tensión aumentan. Cuando al fin se calla me espero lo peor. Cedric se desploma en el suelo y yo comienzo a luchar inútilmente contra la maldita estatua.- ¿Qué le has hecho?- Me ignora y se aleja con una especie de luz en su mano. Desaparece de mi campo visual al entrar en un pequeño panteón. Fijo mi mirada en mi amigo. Su piel se ha tornado levemente gris y las esperanzas de que siga vivo empiezan a ser mínimas. Tomo unas respiraciones profundas intentando mantener la mente fría. Me concentro en mi magia e intento proyectarla a mi alrededor, pero no lo consigo. Venga, vamos, ser mago tiene que servir para algo. Mis intentos se detienen cuando mi cicatriz comienza a arder. Me quejo sin poder contenerme en voz alta. Pettigrew sale del panteón y el dolor se intensifica. Mi cuerpo se queda completamente estático, el dolor pasa a un segundo plano, y mis ojos se abren con sorpresa cuando de ese mismo edificio a unos cuantos metros de mí resurge una réplica casi exacta al recuerdo del diario de Tom de mi segundo año. Sus ojos recorren el entorno hasta detenerse finalmente en los míos. Desde lo más profundo de mí algo me grita que me acerque, mi parte racional me ordena correr. Rompo el contacto visual y vuelvo a intentar liberarme con un poco más de urgencia que antes, pero la estatua solo parece intensificar su fuerza. Siento cómo se acerca cada vez más y mi lado Gryffindor me anima a aguantarle de nuevo la mirada. Ojos rojos, peligrosos, depredadores. Se detiene a demasiada poca distancia.
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Harry Potter y el guardián de reliquias (tomarry) (tomxharry)
Fiksi PenggemarHarry se prepara para la última prueba del torneo de los tres magos. Sería una gran suerte que ningún otro problema surgiera, que los muertos siguieran muertos y que su vida dejara de ser un cambio constante. Por desgracia, la suerte no suele acompa...