AGOSTO (cap 6)

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Me encierro en mi habitación como siempre hago cuando llego a casa de los Dursley. Ninguno nos alegramos de vernos, así que intento facilitar las cosas. Acaricio a Hedwig a través de la jaula sabiendo que será mi única acompañante y amiga durante todo el mes. Mi mente aún no ha asimilado lo ocurrido en el cementerio. Todo parece haber sido un sueño o, más bien, una pesadilla. Pero sé que es real, que estoy en peligro, que todos mis seres queridos lo están. Suspiro con cansancio. Agradezco el detalle de Dumbledore de alargar las clases con la excusa de ese estúpido curso unas semanas. De esa manera, Cedric podrá pasar el resto de vacaciones ya recuperado, mi único consuelo actualmente. En el fondo sé que es por mí, como siempre. Lo organizó para vigilarme. Poco me importa ahora mismo. Casi nadie cree lo que digo, supongo que por miedo. A sus ojos solo soy un chico que ha ganado el torneo de los tres magos y que busca, si es posible, aún más fama. Me tiro a mi cama boca arriba, al menos ahora tengo mi propia cama y mi propio cuarto. Todo sería mucho peor en aquella claustrofóbica alacena. Sin poder evitarlo recreo una vez más aquel rostro enemigo. Sus facciones, sus movimientos, y, por último, sus ojos. Esos ojos rojos que me recuerdan que no es una persona normal ni inofensiva. Tan poderoso e imponente y, aun así, no me atacó, al contrario, acercó la copa a mí y nos sacó de allí ¿Qué sentido tiene eso? Con esa pregunta rondándome en la cabeza acabo por caer en los brazos de Morfeo.

Me despierto reaccionando a un fuerte golpe. Confundido me coloco bien las gafas, me quedé dormido con ellas y ni me di cuenta. Observo a un lado de mi almohada el objeto que me ha atacado... ¿un despertador?

-Un tiempo en esa escuela de frikis y ya olvidas tus deberes.- Mi tía me observa con una cara de asco. Qué buena forma de empezar el día. Se gira para salir mientras murmura algo como "niñato desagradecido". Miro el reloj que me ha sido arrojado: las ocho en punto. Hace media hora que debía estar despierto para preparar el desayuno. Fallo mío, ahora estarán de peor humor. Si eso es posible... Me levanto de un salto y bajo lo más rápido que puedo las escaleras. Ya están todos sentados en la mesa desayunando, hasta tía Petunia.

-Ven aquí chico.- Ordena mi tío sin apartar su atención del beicon. Mi cuerpo se tensa y trago saliva preparándome para lo peor. En cuanto estoy a su lado sus movimientos son rápidos y secos. Me agarra del pelo y me empuja hacia el suelo haciéndome caer de rodillas. Acostumbrado a su trato me trago mi dolor y mi rabia.- ¿A qué hora se desayuna en esta casa?

-A las ocho.- Murmuro ocultando mi enfado.

-¿Qué has dicho?

-¡A las ocho!- Exclamo mirándolo de frente. Noto la magia en mí deseando ser liberada. Ahora sí, y en el cementerio cuando corría peligro de muerte no, ¿qué lógica tiene esto?

-Exacto. A las ocho tiene que estar nuestro desayuno sobre la mesa, ¿lo has entendido?- Susurro un leve "sí" y su mano libera mi pelo. Me levanto sin pensarlo y me dirijo hacia la nevera.- ¡Ah! Eso sí que no, vuelve a tu cuarto y piensa en lo que has hecho.

Envío una carta a Sirius omitiendo, por supuesto, la actitud de mi familia durante los días que llevo aquí. No sé por qué el director no me deja quedarme con él, argumentando que aquí estoy más seguro... y una mierda. Tengo tantas ganas de verlo, lo necesito. Necesito que me abrace y que me diga que todo va a salir bien, que estoy a salvo. Aunque sea mentira. Observo cómo Hedwig se aleja por el cielo sabiendo que hasta su regreso me sentiré aún más solo. Mis pensamientos se ven interrumpidos por el golpe de mi puerta contra la pared. Vernon entra hecho una furia hacia mí y sin darme tiempo a reaccionar me empuja hacia la pared. Me quedo sin aire unos segundos por el impacto.

-¿¡Tú te crees que soy tonto!?-Grita demasiado fuerte a escasos centímetros de mi cara. Yo niego con la cabeza sin saber qué he hecho mal. Mi tío bufa y, de un tirón, me lanza hacia el suelo. En la caída, como en la vida, la suerte no me acompaña, por lo que me acabo clavando la madera de la cama en mi brazo izquierdo. Se me escapa un quejido de dolor. Me he dañado el antebrazo, bastante.- Sé que has mandado tu búho para comunicarte con los otros fenómenos. Te dejé bien claro las normas estúpido anormal.- Antes de irse me honra con una última patada en el estómago. Me quedo en el suelo unos segundos recuperándome, mientras la rabia domina más y más mi mente. Qué fácil sería, solo un giro de muñeca y todo solucionado... ojalá fuera así de fácil. Me levanto con dificultad y entro al baño para intentar tratar mis heridas. Abro el grifo y me levanto la camiseta con el objetivo de calmar la inflamación de mi abdomen. El brazo izquierdo casi ni lo puedo mover. Cierro el agua y no puedo evitar acordarme de la cámara de los secretos. Sonrío con amargura mientras una duda comienza a carcomerme, ¿puedo elegir cuándo hablar pársel siempre? ¿Estoy pensando en pársel ahora mismo?

-"Ábrete"- Siseo y, automáticamente después, el lavabo empieza a temblar: los grifos del baño y la ducha se abren con fuerza. Reacciono velozmente y los cierro antes de llamar la atención indeseada de mis familiares. ¿Qué cojones ha sido eso? Tengo que comentarle esto a Dumbledore...


Harry Potter y el guardián de reliquias (tomarry) (tomxharry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora