VERITASERUM (cap 22)

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P.O.V. Severus Snape

Tiro por segunda vez mi intento de poción. Es demasiado compleja como para hacerla en mi estado de distracción actual. Lo que me confesó Harry no deja de dar vueltas en mi cabeza. Harry es capaz de meterse en la mente del señor oscuro, lo que era previsible, la pregunta más importante es si lord Voldemort también es capaz de hacer lo mismo en la dirección contraria. Es demasiado pronto para que todo comience, ojalá hubiera tenido más tiempo Harry antes de tener que afrontar lo que se le viene inevitablemente encima. Suspiro derrotado y desisto en mis intentos de elaborar la mejora de la poción matalobos. Otro dato que no para de resonar con fuerza fue la mención que Harry hizo de Alastor y de su alumno. Sabía que había algo sospechoso en él, el hecho de que Harry me intentara decir algo al respecto lo confirma. De lo que estoy seguro, o eso espero por el bien de los puntos de la casa de Gryffindor, es que no quiso realmente decir lo que pareció torpemente insinuar. Estúpido chico... Me levanto decidido y salgo de mi laboratorio personal en dirección al cuarto de Alastor. Compruebo que tengo el pequeño bote en mi bolsillo y toco la puerta con fuerza. Me recibe un, a primera vista, malhumorado Alastor Moody aún con su ropa de hoy. Parece que tampoco es capaz de dormirse pronto. Me ofrece pasar sin sorprenderse de mi presencia y me ofrece tomar algo. Con el veritaserum dentro de mi manga acepto con placer esa copa que me promete, planeando el desliz perfecto de unas gotas en la suya propia...

P.O.V. Harry

Me despierto bañado en mi propio sudor y, tras dar demasiadas vueltas en la cama, admito que no me voy a poder volver a dormir. Me levanto asqueado de mi propio estado, malditas pesadillas. Intentando hacer el mínimo ruido posible me escabullo fuera del cuarto cogiendo algo de ropa. Son las cuatro de la madrugada, qué asco de vida. Salgo de la sala común y llego lo más sigilosamente posible al baño del tercer piso. Recuerdos del huevo de la prueba del año pasado llenan mi mente, pero rápidamente paso esos recuerdos a un segundo plano. Me deshago de mi ropa y abro todos los grifos de la bañera. Gracias a Myrtle por aquí nunca pasa nadie, ni prefectos ni profesores. Echo jabón y cuando considero que está todo a mi gusto me meto en la cálida agua. Mis músculos se relajan instantáneamente. Paseo la mirada por todo el baño, ni siquiera está Myrtle aquí a estas horas, lo que es de agradecer. Esa chica no tiene vergüenza ninguna. Mi mirada se queda unos instantes en el lavabo con la serpiente, y memorias de la cámara de los secretos remplazan cualquier otra. No recuerdo haber pasado más miedo que cuando me enfrenté al jodido basilisco. No he vuelto a bajar a la cámara, y tampoco parecen querer hacerlo los profesores, no me han mencionado nada desde entonces, ni siquiera Dumbledore. Creo que se cierran completamente a todo lo que tenga que ver con las artes oscuras, incluso parecen haber olvidado por completo mi habilidad pársel y el suceso extraño de la enfermería con Cedric. Me temo que por mucho que intentara contarle a algún adulto lo que me pasa cuando hablo pársel tampoco serviría de nada... Un ruido procedente del subsuelo me pone en alerta. El cosquilleo en mi cicatriz me avisa de lo que viene, de quien viene. La entrada a la cámara de los secretos se abre ante mí y de ella emerge Riddle bastante pensativo. Sin saber qué hacer y considerando mi estado ahora mismo me sumerjo en el agua rezando porque se vaya sin percatarse de que la bañera está preparada. Como siempre, la suerte no me acompaña. La sensación de su presencia no me abandona, a diferencia del oxígeno... Me veo obligado a salir a respirar para encontrarme con él junto a la bañera mirándome con sus ojos rojos brillando en la oscuridad. Mierda. Agradezco a los cielos que se me ocurriera hacer un baño de espuma, puesto que, en cierta manera, me protege de ser visto más de lo necesario. La entrada de la cámara de los secretos se cierra y yo no me atrevo a hacer el primer movimiento. De repente se me viene a la mente el periódico, cualquier temor desaparece sustituido por un odio y una ira notable. Él parece notar el cambio porque alza una ceja cuestionando mi reacción.

-Eres un monstruo.- Le digo. Su expresión no cambia ni un ápice, lo que me molesta de sobremanera.

-Tú me tiraste al lago primero.- Dice agachándose para quedar más o menos a mi altura... y este se cree ahora que hablo de lo de la biblioteca, esa ya se la devolveré.

-No me refiero a eso.- Me mira y sé que en realidad no tiene ni idea de lo que le hablo. Chasqueo la lengua molesto y me giro a la espera de que se marche. Pero nada, tras una eternidad sigue igual, y noto que el agua está empezando a templarse.- Vete de una vez.

-"De qué hablas"- Su voz me manda escalofríos, cómo odio que haga eso. Me niego a responderle u a mirarle, dándole en todo momento la espalda.-"Mírame"- Vuelvo a ignorarlo hasta que escucho movimiento en el agua. Me giro incrédulo cuando lo veo meterse en la bañera y acercarse hacia mí. No se ha quitado ni los zapatos pero no parece importarle en absoluto. Se agacha y yo me escondo tras las abundantes burbujas. Lo miro ahora sí algo asustado. Maldito Voldemort.-"Responde"

-"Qué le has hecho al encargado de la librería".- Exijo. Sus ojos se abren levemente, lo suficiente como para que me llegue su sorpresa.

-"Qué sabes sobre eso".- Trago saliva y aparto la mirada. Sé que sabe que a veces puedo estar en su mente, pero ¿Es buena idea decirle que puedo llegar a ver lo que hace sin que él lo sepa? Se acerca algo más pero antes de que se le ocurra seguir avanzando le salpico con el agua y la espuma en los ojos. Parece retroceder afectado y yo aprovecho la oportunidad para salir, enredarme la toalla en la cintura y girar hacia la salida. Sin embargo no he avanzado ni un paso cuando unas manos me sujetan de las muñecas y me estampan contra la pared más cerca. Corrientes eléctricas se desplazan desde mi frente hasta las zonas en contacto con él, pero en ningún momento llego a entrar en su cabeza y eso me sorprende y, en parte, me decepciona. Lo busco intentando encontrar la razón de esto y en sus ojos parece hallarse la respuesta. Parece invencible, con sus energías muy por encima de las mías propias. No sé cómo lo ha logrado pero ni si quiera yo podría penetrar su mente ahora mismo.- "El Quidditch te sienta bien"- Mi cara se calienta con fuerza maldiciendo el hecho de que solo lleve mi toalla. Por lo menos gracias al deporte es cierto que no puedo quejarme demasiado de físico. Pero de ahí a que justamente él, un chico y encima mi enemigo, lo aprecie hay un abismo. Joder. Me remuevo intentando que me suelte pero por miedo a que lo que se separe de mí sea mi toalla acabo por desistir mis intentos. Lo miro a los ojos y veo sus pupilas diferentes. De alguna manera presiento que ha olvidado la pregunta que quería hacerme y que ahora tiene otra mucho más importante. Cuando comienza a acercarse peligrosamente a mi cara comprendo que no he acertado en mis teorías. Sus labios están peligrosamente cerca de los míos y yo no sé qué pasa por mi mente ahora mismo. Cierro los ojos resignándome a lo que va a pasar...

-¡¿Pero qué es esto?!- Una voz estridente y aguda que conozco a la perfección rompe el ambiente creado hace unos instantes. Miro a Myrtle que se interpone volando entre Riddle y yo.-Harry es mío, así que ya puedes ir yéndote por donde has venido.- Comenta con su voz chillona. Si las miradas pudieran matar y los fantasmas volver a morir ahora mismo estaría presenciando un asesinato. Sin decir ni una palabra más se da la vuelta y se marcha. Yo suspiro aliviado. Nunca he estado tan contento de encontrarme a Myrtle...

P.O.V. Severus Snape

Salgo de su cuarto con toda la nueva información siendo procesada a gran velocidad en mi cerebro. No me puedo creer que haya estado tan ciego. Pobre Harry. Ahora la escuela y todo por lo que llevamos luchando tanto tiempo corre peligro. Maldita suerte la nuestra. Con un nuevo plan en mente me dispongo a ponerlo en conocimiento del director. Me dirijo a su despacho para usar su chimenea pero en cuanto entro en la estancia mis pies se frenan en seco. Hay una señora, a mi parecer, altamente desagradable ocupando la silla del director. No cambio mi máscara de indiferencia y levanto una ceja cuestionando su presencia. Si no me da una explicación aceptable pienso sacarla a patadas de aquí. Sonríe dulcemente de una manera que me dan ganas de vomitar y se levanta con lentitud. Se acerca bordeando la mesa y la silla y, frente a mí, coloca su mano en una posición que da a entender que espera que se la bese.

-Encantada, soy Dolores Umbridge.


Harry Potter y el guardián de reliquias (tomarry) (tomxharry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora