II. De mujer a hombre

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Me encantan vuestros comentarios, en serio. Me enloquecen ahsjsbxjdjdjf. Y me emociona mucho tener referencias musicales de la realidad, me hace imaginar que de verdad son Rage Wild quienes tocan y cantan. ¡Ya me volví fan de estos locuelos!

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Tanjirou se vio obligado por su propio criterio a sacar a aquella linda muchacha de allí, podía ver en sus hermosos ojos brillantes y húmedos la forma en la que su cabeza, posiblemente, estuviera girando sin control. Sobretodo cuando la mano de ella, intentando aceptar la ayuda por desesperación, se dirigió a la dirección errónea, tocando aire. Se encontraba muy mareada, estaba seguro. Y eso no era para nada bueno. Cargarla no fue complicado, estaba acostumbrado a lidiar con todos sus hermanos a la vez y algunas veces se le colgaban de los brazos como macacos. Salió corriendo con ella, buscando sacarla del espacio cerrado sumido en humo. Él también tenía algo de molestia en la garganta, pero estaba bien. Sin embargo, ella parecía perdida entre dos realidades y juraba que se había tenido que romper algo en medio del caos. Su teléfono sonó en su bolsillo a pasos de la salida. Lo ignoró. Tal vez fueran Genya y Zenitsu tratando de localizarle, pero no podía detergerse sin más ahora con una chica herida. Una que pesaba más de lo que había pensado, aunque podía con ella. No estaba siendo consciente de lo que de verdad estaba haciendo. Sin darse cuenta... estaba cometiendo secuestro, de alguna manera rara.

No fue hasta que salió de la marabunta de personas y vio las luces del camión de los bomberos y ambulancias que pudo detenerse. Se dirigió hacia una de estas últimas mientras dejaba caer un poco las piernas ajenas, manteniendo su brazo izquierdo como apoyo para la espalda extrañamente rígida de la joven. Llamó a Zenitsu desde la lista de llamadas perdidas.

-¿Zenitsu? -jadeaba bastante por el esfuerzo y la picazón en su tráquea.

-¡Tanjirou! ¡¿Estás herido?! ¡¿Dónde rayos estás?! -al otro lado de la línea, el rubio chillaba. Era obvio para cualquiera que le escuchara que estaba llorando.

-Tranquilo, estoy bien. No pasó nada. Estoy fuera ahora, frente a las ambulancias. -trató de relajarlo. Se extrañó cuando el otro colgó, pero sus dudas se disiparon cuando, del otro lado de los vehículos, aparecían corriendo hacia él.

-¡Tanjirouuuu! -Zenitsu sollozaba como nunca antes lo había hecho, habiendo estado tan asustado y angustiado. Estuvo a punto de abrazarlo cuando notó a aquella persona. Sus mejillas se colorearon de un intenso rojo y de los orificios de su cabeza pareció empezar a salir vapor agudo. Se limpió los rastros húmedos con bastante energía. -¡Deja que te ayude, debes estar cansado! ¡Dámela!

-No. -rápido y eficiente. No permitiría que ninguna dama estuviera bajo las manos peligrosas de su amigo cuando ponía aquella cara que tanto conocía. No era buena idea que le pusiera un dedo encima, el de ojos dorados podía tener un accidente en la entrepierna con solo tener a una mujer linda en los brazos. Tenía un nivel hormonal demasiado alto.

-Maldita sea... Creí que te habías quedado atrapado. Nos has asustado mucho. -confesó Genya, frotándose la cara con la mano, repleto de hastío y nervios.

-No, no. Solo me rezagué un poco. -volvió a tomar las piernas de aquella persona para cargarla bien de nuevo. -Me di cuenta de que ella estaba en el suelo y no podía levantarse. Tenía que sacarla... -miró aquel rostro por unos momentos. No supo en qué momento lo hizo, pero estaba dormida o inconsciente. O tal vez tan mareada que prefería solo cerrar su vista.

-Eres un maldito héroe, Tanjirou. Pero pudo haberte pasado algo. -el más alto recalcó las peores consecuencias que habría podido tener, al mismo tiempo que terminaban de acortar distancias con el numeroso equipo médico que trataba a diferentes personas.

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