Se había dado un susto de muerte, casi literal. Uno tan fuerte que casi terminó devolviendo las palomitas, el refresco y el helado que tomó a causa del pánico extra que se sumó a su, ya de por sí, estado aterrorizado. Era lo que ocurría cuando uno corría a través de las calles sin mirar, que en algún momento, podría ser atropellado. Tuvo suerte de que el auto se desviara un poco, aunque fuese golpeado de igual manera. Ocasionó que se le escapara el teléfono de la mano y una de las ruedas terminará convirtiéndolo en una tarjeta azul, aplastado, pero él estaba bien, hasta su brazo escayolado salió ileso. Aunque en la caída, se mordió el labio por dentro y se le escapaba su sangre por la comisura. Nada relevante, cualquiera podría morderse incluso comiendo. El desconocido se dio a la fuga después de proferirle unos cuántos insultos rabiosos por no haber mirado antes de cruzar como un loco. Fue una situación que pudo haberle dejado muy mal parado. Se levantó con el cuerpo algo inestable por la cantidad de adrenalina que corría por sus venas, mareándolo de una forma demasiado explosiva. Su pulso se asemejaba al motor del propio coche que lo arrolló, rápido, desenfrenado, ruidoso en el interior de sus oídos. Aquello iba a pasarle factura al día siguiente, no era la primera vez que tenía un accidente sin importancia. Conocía el proceso, en cuanto la hormona que le volvía loco dejara de segregarse, el dolor aparecería por todos sus músculos durante unos días por someterlos a tanta presión; las famosas agujetas.
Continuó corriendo a través de las calles, buscando a Tanjirou, hasta que llegó un momento tras unos minutos que desistió. No por darse por vencido, sino porque se había perdido. No tenía ni la más remota idea de dónde estaba, ni por qué lugar había aparecido allí. Fantástico. Estaba solo, en medio de la nada, rodeado de edificios e iluminado únicamente por el brillo blanquecino de las farolas. temblaba por el exceso de energía que no tenía manera de desahogar. Y tampoco de ser encontrado por el pelirrojo. No, sí que tenía posibilidades, pero no estaba seguro de si a aquellas alturas podía... Decidió intentarlo, más por el hecho de que ya había forzado su garganta antes y no sintió ningún tipo de molestia o afonía. Se limpió los ojos, en vano, y sorbió por la nariz. Abrió la boca e hinchó el pecho lo máximo que pudo. Y posteriormente, gritó. Un sonido rasgado, cargado de desesperación, rozando fácilmente los 100 decibelios, cuando la voz humana solo alcanzaba los 80. Fue largo, intenso y ensordecedor. Tanto que su propia audición se resentía.
Al no estar demasiado lejos, Tanjirou y Genya percibieron perfectamente aquel grito como si estuviera al lado. Reconocían perfectamente quién era, y ajenos a los motivos por los que acababa de chillar de aquella manera, sintieron que se les salía el alma por la boca, que se quedaban sin aliento, atacados por un vendabal de altas temperaturas que estrangulaba sus respiraciones. Pensaban lo peor por el tono tan desgarrado y caótico. Siguieron el sonido, y cuando este terminó, se guiaron por el eco que había dejado detrás. Se movían desesperados por las calles, derrapando esquinas y saltando obstaculos. Hasta que dieron con él en pleno acto de quitarse con ansiedad la camisa. El más mayor pudo ver por primera vez, mientras se acercaban, el marcado torso que tenía, algo que jamás se hubiera esperado de él. Desde el inicio creyó que tendría un cuerpo delgado promedio. De todas formas, no era eso lo que interesaba.
-¡Inosuke! -el pelirrojo se abalanzó sobre él a abrazarlo con una cautela elevada, como si el otro estuviera hecho de cristal fino. Sin embargo, era tan agradable como todos sus actos. Inmediatamente, el alemán dejó de llorar, quedando aquellos hipos involuntarios y débiles.
-¡Escuché una auto chocar desde tu móvil! ¡¿Te atropelló?! -con poco cuidado, y sin darse cuenta, le giraba la cabeza para cerciorarse de que no tuviera ninguna herida abierta ahí, sin ser liberado por el otro chico. No hasta que pasaron un par de segundos más y le tomó por los hombros a la par que el más alto dejaba de marearlo.
Definitivamente, odiaba ver aquel rostro tan bello de aquella manera, húmedo, rojo de irritación, con sus hermosos ojos desprendiendo todo tipo de emociones negativas que le estaban masacrando desde dentro. No presenciar ninguna sonrisa, aunque fuera burlesca, en su boca... Y fue entonces cuando notó aquel hilo sangriento que se le escurría de la comisura, todavía sin dejar de derrochar su sustancia vital.
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Rage Wild
FanfictionUniverso alterno. Principal: Tanjirou x Inosuke. Leve: Genya x Inosuke Mención: Zenitsu x Nezuko Genya siempre fue fan de un grupo de Heavy Metal originario de Alemania, y para su fortuna, aquel año realizaban una gira benéfica por varios países de...