No hubo más intimidad que aquella, la suficiente. No era necesaria más. De hecho, habían echado un polvo rápido antes de que todo se saliera de control, antes de salir corriendo. Estaban satisfechos sexualmente. Y ahora, después de la intervención celestial de Genya, parecía como si nada malo hubiera ocurrido. Realmente, su situación no había cambiado con respecto a nada, quitando el detalle de la inseguridad con respecto a una relación platónica a la que solo aspiraban siendo amigos con derechos. Los besos fueron lo único que necesitaron en aquel momento, incluso si se tocaban con lentitud por todas partes. El timbre agudo del horno sonó entonces. El maldito sonido estridente que los arrastró por los pies a la realidad. Sus labios se separaron, manteniendo todavía una cercanía apabullante, observando las pupilas del otro como si de aquella manera pudieran comunicarse. En el caso de Inosuke, era así, podía interpretar el lenguaje corporal. Y veía en Tanjirou una decepción oculta provocada por la interrupción. Pero... joder, era un dulce casero. Superior a sus fuerzas.
-¡El pastel! -gritó, emocionado y bajando del regazo contrario cuando salió de aquel bello trance de tonos fogosos. Lo tomó de la muñeca, y sin darle tiempo al pelirrojo para reaccionar, lo arrastró por el suelo, corriendo hacia la cocina.
-¡Inosukeeee! -chilló al verse usado como una mopa, intentando ponerse en pie, en vano. Tropezaba por la velocidad. Por suerte para él, el camino era muy corto. Pudo volver a respirar y dejar de gritar cuando el alemán se detuvo frente al horno, soltándolo y agachándose para ver a través de la pequeña ventana del electrodoméstico. Se arrodilló, algo mareado. La energía que tenía aquel muchacho no era normal. En realidad, nada en él lo era. Y eso le encantaba a pesar de chocar en contra de cualquier buena educación. -A ver... -pegó su hombro al del otro para asomarse. Aquello parecía estar terminado. Sonrió ampliamente y se levantó. Olía de maravilla, no tenía que ver al otro chico para saber que se le estaba haciendo la boca agua. -Ven, vamos a sacarlo. -preparó las manoplas y un plato grande.
-¡Quiero sacarlo yo! -lo imitó, irguiéndose, y golpeó al japonés con todo el lateral de su cuerpo, agresivo. Lo sacó de escena para tomar su lugar, tirándolo al suelo de nuevo y provocándole una exclamación a la par que se colocaba aquello en las manos. Ignoró la forma lenta y ruidosa en la que Tanjirou comenzó a inhalar y exhalar aire a través de los dientes, posiblemente algo molesto. No lo sabía, pero este acababa de hacer crecer unas intensas ganas de darle un cabezazo a Inosuke por su acto.
Ya comenzaba a revivir una vez más aquella convivencia problemática que le ponía de los nervios. Cerró los ojos, sentándose, y suspiró profundamente, tratando de relajar sus impulsos violentos, aquellos que nunca solían salir a la luz. Se levantó, completamente recuperado de ello, y le acomodó los guantes.
-Está bien si quieres hacerlo tú, pero la próxima vez solo basta con decirlo. -no era necesario que lo empujara de aquella manera, aunque era consciente de que no lo hizo adrede. Fue la potente emoción del momento, el alemán era de sentimientos y emociones fuertes.
-Si lo dije. -tenía razón, lo gritó en alto, pero...
-Y también me tiraste. -gruñó un poco, pellizcando aquella mejilla y estirándola en un vago intento de desahogar las ganas de chocar la frente contra la ajena. El quejido incómodo que percibió lo dejó satisfecho y lo liberó, dejando la zona ligeramente roja. Por alguna razón, el extranjero no se defendió de él. Tal vez porque confió en que el japonés no era capaz de hacerle nada. Y estaba en lo cierto, lo cazó. Observó cómo abría y sacaba correctamente el molde con aquel bizcocho. Y posteriormente, como estuvo a punto de meter un cuchillo justo en el borde entre la masa hecha y su recipiente. -¡No! -detuvo su mano por la muñeca antes de que lo clavara. -Suelta eso... -no le inspiraba mucha confianza tener cerca a Inosuke con algo afilado. No se atrevió a soltarlo hasta que el otro abandonó el objeto, confuso. -El molde se abre de aquí. -lo guió, controlando físicamente sus movimientos. Obligándolo en silencio a retirar el recipiente fino poco a poco, la imagen del pastel iba siendo más notoria. Por último, permitió que lo tomara y lo dejara sobre el plato. La sonrisa radiante que se dibujo en aquel rostro pálido pudo haber opacado a su propio brillo natural, incluso. Le escuchó comenzar a reír como un loco, emocionado, feliz por algo tan simple como haber sacado de un horno un tonto pastel... Era tan puro... Y sus golpes también. A causa de lo contento que estaba, se desahogó propinándole un puñetazo en el pecho que le sacó el aire y se sacó la camiseta por el calor del electrodoméstico. Tanjirou estuvo cerca de reprenderle, pero justo después del ataque, sus labios fueron sellados por los ajenos con una presión algo dolorosa causada por el abrazo intenso sobre su cuello. Fue corto, pero muy enérgico y sonoro. Oh, había muerto y subido al cielo después de eso. Sin duda, tenía que dejarle hacer muchas más cosas, proponérselas como una competición de verdad y dejarle la victoria. El contrario vencería, sí, pero él ganaría un genuino y feliz beso. Podía sentir sus mejillas calientes, mezclando el calor de su cuerpo con el del verano. ¿Qué importaba si sus bocas decían "amistad" mientras estas se tocaran así al mismo tiempo?
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Rage Wild
FanficUniverso alterno. Principal: Tanjirou x Inosuke. Leve: Genya x Inosuke Mención: Zenitsu x Nezuko Genya siempre fue fan de un grupo de Heavy Metal originario de Alemania, y para su fortuna, aquel año realizaban una gira benéfica por varios países de...