Algo que también se había convertido en rutina diaria era no mantener relaciones íntimas a menos que hubiera demasiada desesperación. Por alguna razón, Inosuke no estaba receptivo a hacerlo. Como mucho, le ofrecía una felación de dioses a Tanjirou y poco más. No se dejaba tocar para un acto sexual, sacaba las uñas si el pelirrojo hacía el intento de llevarlo al lecho, por muy sutil y amable que se comportara. En medio mes no habían vuelto a echar aquellos casquetes solares tan sofocantes y abrasivos, siendo la primera vez un accidente por el alcohol, y la segunda un polvo corto por excitación repentina y falta de desahogo. La tercera no fue más que una postura del revés para ofrecerse mutuamente un placer húmedo con las bocas. Y la cuarta uno muy rápido el mismo día, en la ducha. Desde entonces... nada más que eso. El japonés no comprendía qué pasaba por la cabeza del alemán, cada vez que le preguntaba si algo iba mal, recibía una respuesta ofensiva seguida de varias contestaciones según el momento como; "no tengo ganas", "me duele la cabeza", "estoy cansado", "estoy estresado porque no se me ocurre cómo salir de mi problema" o "me duele el estómago por comer demasiado". No era tan tonto, todo aquello no eran más que excusas, tenía el tiempo suficiente para todo y la salud perfecta. ¿A dónde había ido a parar aquella líbido que tan a simple vista se notaba? Era como si se hubiera desvanecido en el aire sin dejar rastro alguno. Por suerte, solo pareció ser eso, pues su personalidad continuaba siendo la misma, igual de violento, enérgico, y al menos, dejaba que le acariciara donde quisiera mientras no planeara acostarse con él o fuera para darle un oral. Llegó cierto momento en el que Tanjirou desistió de él y no volvió a demostrar interés sexual, y ninguno de los dos alcanzaba un nivel desesperado al satisfacerse con actos menores. Dejando aparcada su, casi nula, vida sexual, el extranjero continuó ensayando con Nezuko cada día hasta hacerla perfeccionar cada paso al milímetro. No solo con ella, sino también al resto de animadoras que habían aprobado aquel baile, maravilladas. Era muy exigente con ellas, pero entretenido y divertido, por lo que estaban encantadas, a parte de que se morían por sus huesos por lo bello que era. Cuando tardaban en llegar todas a aquella escuela, aprovechaba para entrar a la sala de música y tocar hasta que se presentaran. Obviamente, el pelirrojo iba siempre con él y deleitaba sus oídos con el ritmo y melodía vocal que tenía, eso sí, teniendo precaución de que nadie estuviera cerca para oírlo.
Y a la par, la investigación se había atascado. Sin más pruebas, sin más pistas que seguir y habiendo repasado mil veces las existentes, el caso había quedado en vilo y la policía informó de que no podían hacer nada más. Su desaparición fue archivada, cancelada hasta que algo más saliera de las sombras. Aquello enloqueció a Rengoku, no de una forma violenta o enfadándose, sino lamentándose y echándose la culpa por no haber podido estar allí cuando aquellas vigas se soltaron. La noticia sentó como un balde de agua congelada al grupo, terminando de hundirlos en la miseria. Cuando un caso se archivaba... podían llegar a transcurrir años y años hasta que algo nuevo se descubriera. E incluso, algunos nunca fueron resueltos. Lo peor de aquello fueron las palabras duras y realistas de los agentes, que a aquellas alturas, sin haber conseguido más rastros, no mantuvieran mucha esperanza en que estuviera vivo. Aun así, Kyojuro se negó a continuar la gira sin él. Pero cumplió lo que precisamente Inosuke trataba de evitar; la canceló. No se moverían del país hasta encontrarlo, ya fuera vivo o muerto, independientemente del trabajo. Si tenían que hospedarse durante años en aquel hotel, que así fuera. O eso haría si los muchachos no tuvieran familia esperando en Alemania... El hombre no estaba dispuesto a abandonar a su chico a la desaparición, aun si hubiera fallecido por algún motivo. Hasta el momento, Dorn fue la única de derramó mares enteros por Hog, solo hasta ahora. Enterarse de que se archivaba el caso y las dolorosas palabras de la policía los rompió a los tres. Ninguno soportó más las ganas de llorar. Estar juntos era lo único que les hacía sentir apoyados, aun si no había más que sollozos y suspiros ahogados en el aire. Sobre la mesa, con los brazos en cruz en esta y el rostro oculto en ellos, Eisbär no era capaz de controlar los espasmos en su espalda encorvada. La muchacha lo soltaba todo a grito pelado, sofocando su voz contra la almohada del sofá en el que estaba echada boca abajo. Y al lado, Löwe mantenía una postura similar a la del joven de iris grises, sentado y encogido, con los codos apoyados en las rodillas y sus manos tapando sus ojos irritados. Entre sus dedos fluían las gotas sin detenerse, en un caudal abundante de tristeza y dolor. Continuaba echándose la culpa por el mismo motivo que Rengoku, por no haber regresado a por él cuando salió de los escombros de la batería destrozada. Lo poco que sabían era que fue recogido y llevado al hospital, y a partir de ahí, nada. ¿Y si realmente recibió un golpe mortal de las vigas y nadie quiso decírselo por si se ponían como estaban ahora? Una estuvo a punto de caerle sobre la cabeza... Y la segunda fue imposible de ver. Imaginarse aquella escena, con aquella máscara puesta y ensangrentada, era un suplicio. Pensar en que recibía un miserable arañazo les alteraba. Joder, le querían, obviamente que le querían, y mucho. El tiempo que pasaban juntos en ensayos y escenarios era suficiente para haber conectado con él. Era una persona que llegaba al corazón muy fácilmente si se le daba la oportunidad de la paciencia. Lo conocían bien, era como un niño. Y pensar que ahora podía estar... Al de ojos azules se le escapó un quejido que aumentó la cantidad de lágrimas, obligándolo a presionarse los puños contra sus párpados fuertemente cerrados. La música, lo único que podía animarles un poco, ya no generaba en ellos ningún efecto positivo. Al contrario, les profundizaba más en la miseria por estar relacionada con Hog. Se sentían como si estuvieran muriendo en vida, con un dolor insoportable, mucho más horrible que romperse todos los huesos del cuerpo y cubrirse las pieles de cortes. Eran demasiado jóvenes aún para experimentar tanto daño tan de golpe. Lamentaban tener que hacerlo, pero era lo mejor para ellos... Tendrían que aceptar los consejos de su representante y salir a distraerse, fuera donde fuera.
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Rage Wild
FanfictionUniverso alterno. Principal: Tanjirou x Inosuke. Leve: Genya x Inosuke Mención: Zenitsu x Nezuko Genya siempre fue fan de un grupo de Heavy Metal originario de Alemania, y para su fortuna, aquel año realizaban una gira benéfica por varios países de...