Capítulo 7 · Riddikulus ·

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Emma había decidido dar por perdida la oportunidad de conciliar el sueño aquella noche, o al menos, de hacerlo en las próximas horas. Había estado al borde de conseguirlo; recostada en su cama con los ojos cerrados y el pijama ya puesto.

Sin embargo, había tenido otra visión, una mucho más vívida que las anteriores, y su cuerpo todavía se sacudía ligeramente por el susto. Las otras visiones habían ocurrido tras rozar con las manos algo relacionado con la visión, pero esta vez había ocurrido sin más, y Emma estaba segura de que no se había tratado de un sueño por lo real que había sido.

Lo primero que había observado era el lomo de una criatura blanca con las alas extendidas. Ella estaba aferrada a sus plumas con fuerza para no caerse. Bajo ella, podía observar una extensión de agua muy similar al Lago Negro. No tuvo que esforzarse demasiado por comprender que la criatura sobre la que volaba era un hipogrifo, porque había visto alguno con anterioridad. Sin embargo, al fijarse mejor en sus manos, se dio cuenta que en realidad no las reconocía. Su punto de vista cambió y comenzó a ver la imagen desde lejos, desde donde se observaba sin problemas a la persona que volaba sobre el lomo de la bestia: Harry. El chico abría los brazos para dejar pasar el aire alrededor de ellos, con un grito de júbilo.

A pesar de que la visión era claramente feliz, Emma había sentido exactamente lo mismo que Harry al volar por el aire, y no era una sensación que esperaba sentir un jueves por la noche mientras intentaba dormir

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A pesar de que la visión era claramente feliz, Emma había sentido exactamente lo mismo que Harry al volar por el aire, y no era una sensación que esperaba sentir un jueves por la noche mientras intentaba dormir. Tenía ahora el corazón acelerado por la adrenalina y le parecía que el frío de estar a tantos metros de altura le había calado los huesos.

Así que se había bajado a la sala común, solo porque necesitaba calentarse frente a la chimenea y porque, para ser sinceros, la hacía sentirse muy acompañada. De nuevo, aquel lugar parecía tener el nombre de su madre marcado por las paredes, y era casi como si pudiera notarla ahí sentada junto a ella envuelta en la misma manta.

Había bajado su walkman no-maj para escuchar un poco de música. Era su posesión más preciada, pues sus amigos habían conseguido encantarlo para que pudiera funcionar a pesar de las restricciones del castillo contra la tecnología no mágica. Se había puesto canciones que le recordaran a momentos pasados con el fin de no pensar en el presente, hasta que una voz la sacó de sus pensamientos.

—¿No puedes dormir?

Emma reconoció la voz de George sin necesidad de mirarle, pero aún así se giró para observar su llegada. Iba vestido con un pijama viejo de color verde oscuro, y se había puesto una chaqueta de algodón por encima para protegerse del frío otoñal. Ella se enrolló todavía más en su manta, pues él nunca la había visto en pijama y se sentía ligeramente avergonzada.

El chico se dejó caer a su lado, apoyándose en el reposabrazos del sofá y colocando una mano sobre el respaldo con naturalidad. Emma notaba su brazo por detrás de ella, a la altura de su cabeza, y se dio cuenta de lo extraño que le pareció sentirse tan cerca de él.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora