Capítulo 34 · Secreto ·

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Emma despertó unas horas más tarde, incapaz de saber si había amanecido ya debido a la ausencia de ventanas en la habitación.

Fue extraño despertarse en un lugar diferente al que solía ver cada mañana al abrir los ojos. La ausencia del dosel de su cama y de la respiración tranquila de Maisie hicieron que se sintiera muy desubicada observando el techo de piedra que había sobre su cabeza. Tardó unos cuantos segundos en comprender dónde se encontraba, hasta que intentó moverse y notó que tenía un brazo alrededor de la cintura y otro bajo su cabeza, oculto por la almohada.

He dormido con George.

Se dio la vuelta muy despacio, intentando no despertarle, y se quedó frente a él, observándole dormir plácidamente. No había ni rastro del chico pícaro y burlón que conocía: George parecía un adolescente corriente mientras dormía, con los labios ligeramente entreabiertos y sus largas pestañas hacia abajo, tan tranquilas que Emma tenía ganas de estirar el brazo y acariciarlas con el dedo.

Terminó acercándose para depositar un beso sobre la nariz surcada de pecas de George, quien se removió ligeramente pero no llegó a despertarse.

Emma pensó que podría quedarse, tal vez, una hora entera mirándole dormir, intentando concebir que anoche por fin se habían besado y se habían atrevido a todo juntos. No encontraba ni un solo resto de arrepentimiento o de duda después de aquello. No se imaginaba una manera más dulce o perfecta de vivir un momento que, para ser sinceros, siempre le había dado un poco de respeto. Lejos de hacerla sentir presionada, George la había llevado de la mano en todo momento.

Parece mentira.

Si se hubiera dicho a sí misma hacía un año que todo terminaría así con George, no se lo habría creído. Habría pensado en el chico descarado que había dicho estupideces solo por conseguir a la chica que le gustaba y que había terminado haciéndole daño. En el que hizo un comentario desafortunado y terminó bañado por el vaso de agua que le tiró Emma.

Parecía otra persona. Sabía que seguía siendo él, pero era plenamente consciente de que todo era diferente. Ella también era distinta. En cierto modo, pensaba que habían evolucionado en todo ese tiempo hasta convertirse en dos personas que sí podían ser algo más que amigos.

Se quedó así, pensando en cómo las personas cambiaban sin esperarlo. En el cambio brusco de su padre después de la muerte de su madre, en el suyo propio al ver desestabilizado lo que ella consideraba infinito: su familia. Pensó también, en las personas que había dejado atrás, con quienes apenas hablaba en la actualidad. Se habían convertido en desconocidos cuando antes podía hablar horas y horas con ellos.

Miró a George y le acarició el rostro y el cabello.

Por favor, jamás te conviertas en un desconocido.

Trató de ser cada vez más evidente con sus caricias. No quería despertarle, pero sabía que debían salir de aquel lugar lo antes posible porque, o bien solo había pasado un rato y aún era de madrugada, o bien ya era el día siguiente y los demás estaban en pie y buscándoles.

George arrugó la nariz al despertarse por fin, pensando en las ganas que tenía de seguir durmiendo. Abrió los ojos con pesadez, dispuesto a pedir unos minutos más, y entonces se topó de frente con los ojos verdes de Emma, abiertos de par en par.

Sonrió con somnolencia.

Sonrió con somnolencia

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I Didn't See You  · George Weasley ·.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora