I Didn't See You · George Weasley ·.

Capítulo 6 · El equipo de Quidditch ·

Querida Emma:

¿Cómo estás, señorita? Es muy importante que te imagines que he dicho eso con un acento británico excelente.

Estamos aquí Jason, Adam, Coraline y yo, tu queridísima Ari, escribiéndote esta carta en el jardín exterior. Esperamos que todo vaya muy bien por tu nuevo colegio, aunque la verdad, no demasiado, porque no queremos que todo sea mejor allí que aquí y no nos eches de menos.

Aquí todo va como siempre, pero se nota que no estás. El equipo de Quidditch ha tenido que sustituirte y han seleccionado a un chico de segundo que se llama Graham y no juega mal del todo, pero no eres tú. Habrá que enseñarle, supongo. Además, el puesto de tu padre ha sido reemplazado por un hombre con un bigote gigantesco que cecea al hablar. En fin, que las cosas no han ido a mejor, la verdad.

Nosotros estamos bien: Jason y Coraline siguen siendo la pareja más empalagosa de la historia (en serio, a Adam y a mí nos entran arcadas de lo pesados que son con sus interminables y sonoros besos), yo he decidido que quiero ser aurora y Adam... Adam intenta estudiar, aunque confiesa que va a ser complicado sin tus apuntes.

Bueno, Em, esperamos que estés muy bien en Escocia y que tu padre esté mucho mejor. Por favor, escríbenos y cuéntanos cómo es todo allí. Y sobre todo y más importante, cuéntanos si has encontrado algún novio inglés. ¡Queremos ir a una boda en un castillo súper viejo, como en las pelis!

Con cariño, tus amigos de toda la vida y por favor jamás te olvides de nosotros,

Arianne, Adam, Coraline y Jason

P.D: Mario García, el Pukwudgie moreno de sexto nos ha preguntado por ti y se ha puesto muy triste al saber que te habías marchado. ¡VES COMO LE GUSTABAS! Si es que nunca me haces caso :(

Emma sonrió al leer la carta que le habían enviado sus amigos de Estados Unidos. La llevó hacia su rostro e inspiró tan fuerte como pudo, tratando de lograr recordar el olor de la hierba en aquel lugar. Al cerrar los ojos, le pareció durante medio segundo que estaba ahí junto a sus amigos, disfrutando del sol de finales de septiembre y escuchando a Jason tararear canciones antiguas.

Echaba mucho de menos a su pandilla. A pesar de que estaba muy a gusto con sus nuevos amigos, Emma extrañaba a los demás porque eran ya conocidos para ella, y no tenía que hacer ningún esfuerzo por intentar comprender su forma de ser o por encajar. Echaba en especial de menos a Ari, que no solo había sido su amiga, sino también su vecina desde que habían nacido. Prácticamente se habían criado juntas pasando de un lado a otro de la valla del jardín de los Blackwood y los Wytte.

Se prometió que respondería a aquella carta al final del día, porque en aquel momento tenía que correr si quería llegar a tiempo a las pruebas para entrar al equipo de Quidditch.

Llevaba parte del uniforme de quidditch de Wampus, aunque los pantalones habían sido sustituidos por otros porque los anteriores se habían quedado en Massachusetts. Se sentía muy segura llevando la túnica rojiza con la capa color arándano, y en la espalda tenía escrito su apellido en letras doradas.

De pie sobre el césped del campo de Quidditch, Emma echó un vistazo a su alrededor, tratando de imaginarse a una versión joven de su madre montada en escoba y buscando la snitch por el cielo. Era una de aquellas cosas que su madre siempre había recordado con más cariño y que se había encargado de infundir en su hija, enseñándole todo lo que sabía sobre el deporte. Alfred, por su parte, aseguraba no ser capaz de elevar el vuelo sobre el artefacto de madera, aunque Amelia siempre decía que exageraba.

Ese recuerdo la dejó muy tranquila a la hora de llegar a la prueba. El Quidditch era algo que jamás la ponía nerviosa; era consciente de su talento. Así como sí tenía mucha sensatez a la hora de estudiar porque siempre era consciente de que algo podía ir mal, eso no le ocurría con el deporte. Para ella, entender la situación en el campo y moverse con la escoba de un lado a otro era casi como respirar.