Capítulo 13 · Castigo ·

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Se encontraban discutiendo sobre el cuerpo inconsciente de Harry en la enfermería. El chico había sobrevivido y Emma estaba hecha un manojo de nervios, a pesar de que Angelina y Katie intentaban calmarla con halagos a las habilidades de Madame Pomfrey. Había sido, sin duda, el partido de quidditch más intenso que había vivido jamás, y eso que el estilo de juego americano era un poco más rápido y bruto. Entre el temporal, la pelea a lo no-maj de los chicos en el vestuario, y el accidente, Emma todavía estaba intentando procesar los sucesos.

Solo cuando Harry abrió sus enormes ojos verdes sintió que podía respirar mejor. En su interior sentía que podría haberlo salvado. Sabía que se iba a caer y solo le había dado una estúpida advertencia, y eso estaba comiéndola por dentro. Si había alguien que merecía ser salvado gracias a su don era Harry Potter, el pobre chico ya había pasado por suficientes tragedias como para ahorrarse más desgracias.

 Si había alguien que merecía ser salvado gracias a su don era Harry Potter, el pobre chico ya había pasado por suficientes tragedias como para ahorrarse más desgracias

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—¡Harry! —dijeron ella y Hermione a la vez.

El chico miró a su alrededor y vio al equipo de quidditch de Gryffindor y a sus amigos. Todos estaban completamente empapados y llenos de fango, especialmente Emma, que tenía gotas de barro en las mejillas y sus trenzas todavía dejaban surcos de agua sobre la túnica. La chica lo miraba con tanta preocupación que Harry se quedó observándola unos segundos con las mejillas del mismo color que su uniforme.

Entre todos le explicaron lo que había sucedido, y el joven parecía más disgustado por haber perdido el partido que por haber caído desde tanta altura tras un ataque de los dementores. Eso fue, por supuesto, hasta que Ron le enseñó cómo había quedado su escoba tras haber terminado entre las ramas del Sauce Boxeador. Tan solo pudo mostrarle un montón de trozos de madera que jamás podrían recomponer su amada escoba.

—Harry.

Cedric Diggory, con su hermoso pelo dorado echado hacia atrás y la ropa completamente empapada, se acercó a ver a su rival. A pesar de su victoria, su rostro mostraba una derrota total.

—Harry, siento mucho lo ocurrido. He intentado pedir que se vuelva a repetir el partido, no ha sido justo —se excusó, rascándose en la nuca—. Lo siento, de verdad. No he visto cómo te caías, estaba tan alto que solo veía las nubes y la snitch.

—No pasa nada —aseguró Harry, verdaderamente apenado—. Ha sido justo, el quidditch no se detiene por nada.

—Bueno, quería que supieras que al menos lo he intentado.

Emma se quedó absorta mirando a Cedric disculparse por algo por lo que no tenía la culpa. De verdad pensaba que si a ese chico le salieran de repente alas y dijera que era un ángel caído del cielo, ella se lo creería, porque le costaba comprender cómo alguien podía tener ese rostro y esa sonrisa y ser mortal como ella.

Oliver ni siquiera estaba presente en ese momento. Los demás bromeaban con que estaba intentando ahogarse en las duchas tras lo ocurrido en el partido, y Emma tenía la ligera sospecha de que tal vez fuera cierto, pero pensaba que el chico necesitaba su privacidad. Estaba claro que cada uno encajaba las derrotas a su manera. Ella, por su parte, tendía a reunirse con sus compañeros de equipo y hablar de cualquier cosa menos de quidditch.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora