Capítulo 49 · Salida triunfal ·

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—Hoy es el día en el que Umbridge nos descubre.

Cuando Harry explicó durante el desayuno que aquel día verían por fin el encantamiento Patronus, Emma no pudo hacer más que advertirles. Había visto que el día que tuviera lugar aquella lección sería el día en que Umbridge les pillara.

Contaban con la advertencia de Emma para intentar evitar que ocurriera, pero, hasta entonces, Emma no había sido capaz de parar ninguna de las visiones que había tenido. Lo había intentando con cosas pequeñas, como cambiar el rumbo en el que iba hacia un lugar o evitar cruzarse con alguna persona en especial, pero al final siempre ocurría. Eso hacía que le diera un miedo terrible tener algún día una visión especialmente preocupante, porque, entonces, tendría la certeza de que sería inevitable.

—Pues hacemos la reunión otro día, no veo el problema —resolvió Ron, dándole un bocado enorme a una salchicha.

—No, Ron, va a ocurrir seguro. Lo he visto, da igual que cambiemos de día.

—Pero no entiendo por qué tendría que ocurrir si sabemos que vendrán —respondió Harry—. Es tan sencillo como irnos antes de que ocurra. ¿Recuerdas en qué momento era?

Emma hizo un gesto de negación, así que trató de concentrarse en provocar una visión. Cada vez se le daba mejor, aunque siempre terminaba agotada. Con un largo suspiro, apoyó la frente sobre sus brazos cruzados encima de la mesa y cerró los ojos para intentar olvidarse de todo lo que había a su alrededor. Le costó unos cuantos segundos dejar de sentir a todos a sus costados, y entonces visualizó a Ginny conjurando un enorme caballo de la punta de su varita. Era justo en ese momento cuando las paredes comenzaban a retumbar.

—Cuando Ginny haga su Patronus —anunció con la voz quebrada. Alargó la mano hasta el zumo de naranja y se lo bebió en tres sorbos, tratando de recuperar las fuerzas.

—Perfecto. Hermione, cambia la hora de la reunión y ponla una hora antes de lo normal.

Hermione, al igual que Emma, no confiaba demasiado en que aquello fuera a surtir efecto, ya que como Emma decía, las visiones no podían cambiarse, pero valía la pena intentarlo. Tal vez, jugar con el tiempo terminara teniendo algún resultado.

Aquella tarde, Harry explicó que habían recibido un chivatazo y tenían el presentimiento de que Umbridge quería tenderles una emboscada, y por esa razón debían ser extremadamente cuidadosos al salir de la reunión.

Sin perder más tiempo, comenzó a explicar cómo se hacía un Patronus y para qué servía. Era un encantamiento que le habían pedido aprender desde el comienzo de las lecciones, pero Harry había esperado hasta abril para realizarlo porque era consciente de que era difícil, y en el fondo tenía miedo de que alguien decidiera salirse del Ejército una vez aprendido ese hechizo en particular.

—¡Expecto Patronum!

Aquellas palabras en latín se repetían una y otra vez por la sala. Harry había hecho una demostración del suyo y se habían quedado maravillados, insistiendo en ver también el de Emma, quien sabían que también podía conjurarlo. A ella le costó dos intentos, y su incapacidad la hizo dudar de sí misma, pero George la miró con una sonrisa de lado que le hizo saber que seguía teniendo razones para intentarlo.

Les contó a todos que su Patronus era un gato montés, y por eso se quedaron atónitos cuando lo que salió de su varita fue un pajarito negro muy menudo. Hermione identificó al ave como un mirlo, lo cual hizo reír a Emma y a Keira por la ironía*. El mirlo echó a volar por la habitación, dando varias vueltas alrededor de la cabeza de George y luego posándose en las astas del ciervo de Harry.

Emma se colocó junto a sus amigos. Maisie, a quien se le estaba empezando a notar el embarazo aunque quedaba en gran parte oculto por la túnica, fue la primera de los cinco en lanzar su Patronus, una bonita mariposa que revoloteó y se posó sobre su nariz.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora